Las actividades diarias durante cada año de mi niñez no pasaban de ser rutinarias y resultaban monótonas. No puedo negar que salir a jugar con los vecinos por las tardes, después de haber hecho la tarea, patear una pelota de futbol en el parque de la esquina de mi casa o juntar el dinero que mi papá me daba los domingos, el cual destinaba por completo a comprar dulces, no eran tan malos momentos.
Leer más »