Con 133 cardenales electores y una compleja logística, la demora en la primera jornada del cónclave es normal, aseguran especialistas.
La expectativa crece en todo el mundo católico mientras se desarrolla el cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco. Sin embargo, la demora en el desarrollo del proceso ha generado inquietud entre medios de comunicación y fieles que aguardan señales desde la Capilla Sixtina. Expertos en derecho canónico aseguran que los tiempos son normales y llaman a la paciencia.
Kurt Martens, profesor en la Escuela de Ley Canónica de la Universidad Católica de América, explicó a CNN que la duración del primer día se debe a varios factores. Uno de ellos fue la meditación impartida por el cardenal Raniero Cantalamessa, quien tiene fama de extenderse en sus discursos. Además, detalló que la ceremonia de juramento previo al inicio del cónclave fue significativamente más larga que en ocasiones anteriores.
“Cada cardenal debe caminar hasta el altar y pronunciar el juramento en latín: ‘Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido’”, explicó Martens.
Con un récord de 133 cardenales electores este año, incluso si cada uno tomara apenas un minuto, el proceso de juramento y votación se extendería por más de dos horas. “Y no estamos hablando de jóvenes de veinte años corriendo hasta el altar”, añadió el especialista.
El proceso también incluye la selección de escrutadores, la asignación de cardenales encargados de llevar las papeletas a aquellos electores enfermos o con movilidad reducida, y finalmente, el conteo manual y verificación de los votos emitidos.
Martens enfatizó que es un proceso meticuloso y solemne, diseñado para garantizar la legitimidad y el secreto del resultado. “Es un proceso largo. La recomendación es clara: tengan paciencia”, concluyó.
Otros expertos recordaron que en el cónclave de 2013, en el que fue elegido el Papa Francisco, un cardenal introdujo accidentalmente dos papeletas en la urna —una de ellas vacía— lo que obligó a repetir la votación. Hasta ahora, no hay indicios de que haya ocurrido algo similar en esta ocasión.
De acuerdo con las reglas del cónclave, si no hay un resultado durante los primeros tres días de votación, el cuarto día se dedica a la reflexión y no se realizan rondas electorales. A partir de entonces, si persiste la falta de consenso, los cardenales pueden limitar la votación a los dos candidatos con mayor número de votos en rondas anteriores. El candidato ganador debe obtener el respaldo de al menos dos terceras partes del colegio electoral.
Una vez elegido el nuevo Pontífice, la señal será inequívoca: humo blanco saldrá de la chimenea de la Capilla Sixtina, las campanas de la Basílica de San Pedro repicarán con fuerza y, poco después, el mundo conocerá el nombre del nuevo Papa y el nombre papal con el que guiará a la Iglesia Católica.