Por Jaime Aldrete (Opinión)
La verificación vehicular en el estado de Jalisco sigue sin ser la solución al problema de contaminación atmosférica.
Desde su implementación sus resultados no han sido los esperados y no podía ser de otra manera ya que su esencia -digan lo que digan- fue la recaudación y el reparto de ganancias económicas, el bajísimo porcentaje de autos verificados y la falta de credibilidad en el programa es algo que no se puede ocultar.
Si bien es cierto que el programa de verificación responsable es autoría del exgobernador Enrique Alfaro Ramírez, el nuevo gobierno encabezado por el actual gobernador Pablo Lemus Navarro sigue sus pasos al no atender de forma y fondo un problema heredado.
La verificación no funciona porque no está enfocada en mejorar el medio ambiente, los datos de mala calidad del aire lo demuestran.
Las dependencias de gobierno como lo son la secretaría de Medio Ambiente, la agencia integral de regulación de emisiones y la procuraduría del medio ambiente, solo son comparsas y no funcionan para realmente proteger al medio ambiente en el estado de Jalisco.
La verificación nació bajo la sospecha de ser más que un programa ambiental un gran negocio y el nuevo gobierno tendrá que revisarlo a fondo.
Mientras exista el interés económico sobre el bienestar de la población el programa estará condenado a ser una espina para el gobierno pero sobre todo para el automovilista de Jalisco que dicho sea de paso es al que más impuestos se le cargan y que solo en multas, cambios de propietario, licencias,etc se recaudan más de 6 mil millones de pesos anuales, lo suficiente para implementar un programa de verificación gratuita sin hacerlo negocio.
Ya quedará en manos del gobernador Pablo Lemus tomar realmente cartas en el asunto, quizás una suspensión temporal de un par de meses seguida de una reingeniería del programa gratuito con la participación de más sectores de la sociedad -eso para darle confianza a la gente-, o seguir la misma ruta de fracaso de Enrique Alfaro Ramírez.