La desaparición de miles de estancias infantiles en México ha provocado una crisis de cuidados que afecta especialmente a las madres trabajadoras. Ante la falta de opciones de cuidado para sus hijos, las mujeres se ven obligadas a recurrir a la ayuda de familiares y vecinos en condiciones muchas veces precarias, según lo señalado por la doctora Silvia López Estrada, investigadora del Colegio de la Frontera Norte y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
La doctora López Estrada destacó que esta crisis impacta de manera significativa en las familias, ya que deben asumir los costos de servicios de cuidado que el Estado debería garantizar. En muchas ocasiones, las madres se ven forzadas a dejar de trabajar para cuidar a sus hijos, lo que conlleva dependencia económica y precariedad.
Durante la inauguración de la maestría en Estudios de Género del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la UdeG, la doctora López Estrada ofreció una conferencia titulada “Economía del cuidado, trabajo y género”. En su análisis, cuestionó la política que llevó a la desaparición de las estancias infantiles, argumentando que se enfocó en la corrupción y el lucro de las empresas administradoras, descuidando los derechos de las mujeres trabajadoras y de los niños.
La experta enfatizó que las actuales estrategias carecen de enfoque en el bienestar y cuidado de la niñez. Subrayó la importancia de avanzar hacia políticas que promuevan el desarrollo integral de los niños, en lugar de centrarse exclusivamente en los derechos de las madres trabajadoras.
Enriqueciendo la discusión, la doctora Ana María Fernández Mora, académica de la Universidad Alberto Hurtado de Chile, añadió que la falta de espacios públicos de cuidado por parte del Estado reproduce la opresión, especialmente para las mujeres, quienes a menudo enfrentan múltiples responsabilidades, incluido el cuidado de personas mayores.
Los cuidados, esenciales para el desarrollo de la sociedad, engloban la crianza de los niños, la gestión del hogar y el cuidado de personas enfermas. Estas responsabilidades recaen en su mayoría en las mujeres y, en muchas ocasiones, sin recibir remuneración por su labor.
La inauguración de la maestría en Estudios de Género marcó un hito en el compromiso de la UdeG con la equidad y la diversidad. La calidad de la planta docente ha sido reconocida al ser incluida en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad del CONAHCyT. El programa busca formar profesionales con un alto perfil capaces de abordar los desafíos relacionados con los derechos de las mujeres y la diversidad sexual en la sociedad.