PULSO CRÍTICO
POR HÉCTOR MANUEL RAMOS PRECIADO
El 2020 estuvo marcado por muchas cosas, la mayoría de ellas relacionadas con el SARS COVID 19. Predominaron las frases y reflexiones relacionada con la salud y la vida:
– Resulta que estábamos mejor, cuando pensábamos que estábamos peor
– Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido
– Cuando menos te lo esperas, te cambia la vida
– Nada más valioso que la salud y la vida
– Si crees que tener salud es caro, deja que llegue la enfermedad
– Más vale prevenir que curar
– Tu salud es una inversión, no un gasto
– La felicidad radica, ante todo, en la salud
– La falta de tiempo para tu salud hoy, será mañana la falta de salud para tu tiempo
México cerró el 2020 con 40 % más de defunciones de las previstas con relación al 2019 y años anteriores. La causa hoy suena lógica y simple: las inesperadas 100, 558 muertes solo por COVID 19 que representan el 39 % de muertes en 2020 y de cuya existencia oficial no se tenía noticias antes del año 2019.
Las estadísticas de personas afectadas por el SARS CoVid-19 seguirán siendo preocupantes en 2021, con la esperanza de que la vacunación masiva y la inmunidad natural que la humanidad vayamos desarrollando, disminuya poco a poco la morbilidad y mortandad del flagelo del 2020.
Durante la pandemia hemos comprobado el tipo de sociedad que somos y de eso hay mucho de qué hablar, lamentablemente son más cosas negativas que positivas; por el simple hecho de ocupamos como país el décimo tercer lugar en el mundo con más muertes por Covid 19 y aunque esas muertes se deban a varios factores, en general hemos dado la impresión de que tanto gobierno como la mayoría de la sociedad, no hemos enfrentado adecuadamente la pandemia y en cambio sí hemos desnudado nuestra anomia crónica (rechazo a las normas).
¿Causalidad o casualidad? llámele como quiera, pero coincidentemente con la pandemia, el médico psiquiatra neoyorkino Damir Huremovic publicó en 2019 el libro “Psiquiatría de las Pandemias” una respuesta de salud mental al brote de infección. En el texto señala el autor con certeza y puntualidad que uno de los fenómenos que se presentan en el campo de la salud mental durante epidemias o pandemias es el aumento en los niveles de ansiedad y depresión. Esto se debe al fenómeno del contagio conductual que ocurre en condiciones de estrés, donde somos proclives a imitar irreflexivamente lo que hacen quienes tenemos cerca, más aún si admiramos o nos identificamos con esa persona.
Después de 10 meses de confinamiento, necesariamente aparecen la fatiga mental y la ansiedad, trastornos conductuales que terminan por influir en nuestra toma racional de decisiones que desemboca en los descuidos masivos y normalizados que causaron el rebrote que hoy tiene saturado y en jaque al sistema de salud en varios países como el nuestro.
Difícil resulta juzgar a quien sea por este fenómeno natural homeostásico de Gaia, que cada cierto tiempo se da una sacudida (pandemias, terremotos, huracanes, etc.) pretendiendo poner en su lugar a su mejor enemigo: el ser humano. En ese contexto, hemos satanizado algunos sectores de la sociedad como el de los jóvenes que han realizado encuentros masivos, a los que hemos acusado de propagar irresponsablemente el virus, sin antes reflexionar sobre el hecho de que los niños y los jóvenes han sido los más afectados por la ansiedad y depresión que ocasiona el encierro y que además es instintivo en ellos la necesidad de agruparse y pertenecer a un grupo social.
Sin duda el sector más afectado por la pandemia es el sector salud (sobre todo el público), donde el personal administrativo, médico y auxiliares médicos de los hospitales enfrentan a diario la enfermedad y la muerte con un trabajo abrumador y sin los medios adecuados. Algunos de ellos han enfermado de estrés, COVID 19, e incluso han perdido la vida en cumplimiento de su deber. También han tenido que enfrentar problemáticas que antes no tenían, como la de informar en corto tiempo a los familiares de la muerte del paciente, friccionarse por plantear la decisión de cremar (en vez de inhumar) los cadáveres de personas fallecidas por Covid 19 con fines de salud pública, enfrentar agresiones en la vía pública por temor a contagio y padecer calumnias como la de que deliberadamente dejan morir a los pacientes. En la otra cara de la moneda a los profesionales de la salud, en últimas fechas nos ha dado por comparar a los médicos con los héroes de ciencia ficción como los “avengers” (inhumanos), lo que es un grave error; ya que, sin querer, les estamos responsabilizando de labores imposibles de cumplir, lo que puede desencadenarles el síndrome de “burn out”. Por lo pronto, su gran labor es ya un problema mayor que amerita buscar apoyo para estos profesionales durante y después de la pandemia, nuestro gobierno debe poner en marcha sistemas de ayuda multidisciplinaria en reconocimiento a su gran labor en tiempos de emergencia sanitaria
Cerrando este tema, Damir Huremovic señala que pocos fenómenos en la historia humana han modificado la sociedad y la cultura como las pandemias, pero a pesar de ello las ciencias sociales y la psiquiatría han destinado relativamente poca atención a estudiar los efectos.
No debemos esperar que esto empeore más, para hacer cada uno lo que nos corresponde. Ya lo dijo sabiamente Ortega y Gasset: Yo soy yo y mi circunstancia, si no la salvo a ella, no me salvo yo.