El incremento al 50% en los aranceles afectará directamente a exportaciones mexicanas por más de 16 mil millones de dólares anuales.
El gobierno de Estados Unidos anunció que, a partir del 4 de junio, duplicará de 25% a 50% los aranceles ad valorem sobre productos de acero, aluminio y sus manufacturas provenientes de México. Ante esta decisión, el diputado federal Alfonso Ramírez Cuéllar expresó su rechazo categórico, calificando la medida como “unilateral, proteccionista y contraria al espíritu de integración económica” entre ambos países.
Ramírez Cuéllar advirtió que esta nueva disposición no sólo perjudica a la industria mexicana, sino que también generará efectos negativos para los sectores productivos de Estados Unidos. “Al elevar los costos de producción, se desincentiva el comercio y se presiona al alza la inflación, especialmente en sectores estratégicos como el automotriz, la construcción y los bienes de capital”, señaló.
El legislador recordó que México ha sido un socio confiable y estratégico dentro del marco del T-MEC, así como en otros tratados bilaterales. Agregó que esta medida rompe con la lógica de cooperación y corresponsabilidad que ha sustentado la integración regional en América del Norte.
Durante 2024, México exportó al mundo 16,078 millones de dólares en productos relacionados con el acero y el aluminio, de los cuales el 81.73% se dirigió al mercado estadounidense. Esa cifra representa el 2.13% del total de exportaciones nacionales, por lo que el impacto económico se anticipa significativo, especialmente en las cadenas productivas que dependen de estos materiales.
El pasado 12 de marzo de 2025, Estados Unidos ya había establecido un arancel del 25% sobre estos productos. La nueva decisión implica una escalada en las tensiones comerciales entre ambos países, en un contexto global donde se exige mayor cooperación frente a los desafíos económicos.
Ramírez Cuéllar reiteró que México mantendrá una postura firme, técnica y orientada a la cooperación. “No aceptaremos decisiones que encubran prácticas de competencia desleal ni que funcionen como herramientas de presión política. La relación bilateral debe construirse sobre la base de la confianza, la equidad y el desarrollo compartido, no sobre imposiciones”, concluyó.