El jueves, personal militar desplegado en Sinaloa fue atacado cerca de la capital del estado, Culiacán, lo que provocó bloqueos de carreteras y sembró el miedo entre la población. El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, informó en sus redes sociales que hombres armados atacaron a los militares en la comunidad de Jesús María, al norte de Culiacán. Aunque no especificó los detalles del ataque, los motivos ni si hubo víctimas, hizo un llamado a la calma.
“Ante ese hecho, se realizó un despliegue coordinado con la participación de las autoridades de los tres niveles de gobierno”, escribió Rocha en su cuenta de X (antes Twitter). Según el gobernador, después del ataque, personas no identificadas incendiaron dos vehículos con el propósito de obstaculizar la acción de las autoridades. Este tipo de incidentes no es nuevo en Sinaloa, un estado conocido por ser la cuna del cártel que lleva su nombre.
Los bloqueos y quema de vehículos son tácticas que los cárteles han utilizado en el pasado para impedir capturas o en reacción a alguna detención. Hasta el momento, no se han reportado arrestos relacionados con este incidente.
Preocupación y calma en Culiacán
Ante la situación, el gobernador Rocha insistió en que la situación estaba siendo controlada y que los eventos se centraban fuera de la ciudad de Culiacán. “Hago un llamado a la población de Culiacán a mantener la calma. La situación que ha trascendido está siendo atendida y se focaliza fuera de la ciudad”, señaló. Este mensaje buscó tranquilizar a los ciudadanos que aún recuerdan los episodios de violencia ocurridos en la capital del estado.
Por la noche, la Secretaría de Educación del estado confirmó en sus redes sociales que las clases se llevarían a cabo con normalidad el viernes. Este anuncio fue recibido con alivio por parte de los padres de familia y estudiantes, que temían que la violencia pudiera afectar las actividades escolares.
Un historial de violencia reciente
Sinaloa ha sido escenario de eventos violentos relacionados con el narcotráfico en los últimos años. En enero de 2023, la captura de Ovidio Guzmán López, uno de los hijos del famoso narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, desató una ola de violencia en el estado. Tras la captura de Ovidio, hubo bloqueos en Culiacán y enfrentamientos que dejaron al menos 18 heridos. La operación de captura fue una muestra del poder de los cárteles para causar caos y movilizarse rápidamente en respuesta a las acciones del gobierno.
Tres años antes, en 2019, un intento fallido de capturar a Ovidio Guzmán terminó en una humillante derrota para las fuerzas armadas mexicanas. En esa ocasión, el Cártel de Sinaloa tomó el control de Culiacán, sitiando la ciudad y tomando a militares como rehenes. Ante la escalada de violencia y para proteger a la población civil, las autoridades decidieron liberar a Guzmán, lo que fue visto como una derrota para el gobierno y un refuerzo del control del cártel en la región.
Respuesta del gobierno y coordinación
La respuesta del gobierno de Sinaloa y las fuerzas armadas en el reciente ataque demuestra un intento de mantener la calma y el orden en una región marcada por la violencia del narcotráfico. La coordinación entre las autoridades locales, estatales y federales ha sido clave para intentar restablecer la paz y la seguridad en la zona afectada por los bloqueos y el ataque.
El despliegue de fuerzas en Jesús María y en otros puntos estratégicos alrededor de Culiacán busca evitar que la violencia se extienda y garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, la amenaza latente de más violencia sigue preocupando a la población, especialmente considerando los antecedentes de los cárteles en la región.
Impacto en la comunidad
La situación en Sinaloa refleja la complejidad y los desafíos que enfrenta México en la lucha contra el narcotráfico. Los ataques a las fuerzas armadas y los bloqueos son recordatorios de la influencia de los cárteles y de la constante batalla por el control de territorios estratégicos. La comunidad de Culiacán, en particular, vive con la incertidumbre de no saber cuándo podría volver a estallar la violencia.
Aunque las autoridades han instado a la calma y han asegurado que están trabajando para controlar la situación, la tensión persiste en Sinaloa. Las autoridades y la comunidad deberán seguir trabajando juntas para enfrentar los desafíos que presenta el crimen organizado en la región y garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos.
