En las páginas del tiempo, en tinta impregnadas,
se esconde un universo de sueños y verdades,
donde las palabras danzan con gracia y emoción,
y los corazones encuentran su canción.
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Cada libro es un refugio, cada verso un suspiro,
el amor a la literatura es un eterno murmullo,
que acaricia el alma con su magia infinita,
y nos transporta a reinos de fantasía exquisita.
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Las letras son un bálsamo, un consuelo en la noche,
en sus relatos hallamos el eco de nuestro anhelo,
cada palabra es un pétalo de flor perfumada,
que embriaga nuestros sentidos con su fragancia amada.
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En el rincón de la biblioteca, a la luz de una vela,
el amor a la literatura se desvela,
en la mirada de aquellos que saben apreciar,
la belleza de las palabras que nos hacen soñar.
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Es un romance eterno, un amor sin final,
que nos acompaña en la vida y en el más allá,
porque en cada página, en cada verso leído,
encontramos el amor, el consuelo y el sentido.
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Brindemos por la literatura, por su eterna pasión,
por los escritores que nos regalan su inspiración,
mientras existan libros, mientras haya historias que contar,
el amor a la literatura nunca dejará de brillar.
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Y en esos momentos de soledad, cuando la vida nos arrastra por caminos oscuros, cuando las dudas nos asaltan y el corazón se siente perdido,
es en las páginas de un libro donde encontramos el consuelo,
donde las palabras nos envuelven en un abrazo cálido,
recordándonos que no estamos solos en nuestra travesía.
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Cada historia leída es un faro en la noche,
una luz que guía nuestros pasos inciertos,
que ilumina las sombras de nuestra existencia
y nos da el coraje para seguir adelante,
para enfrentar nuestros miedos y abrazar nuestros sueños.
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Porque en cada libro, en cada frase cuidadosamente escrita,
hay un pedazo del alma del autor, un fragmento de su ser,
y al leerlo, nos conectamos con esa esencia,
creando un lazo invisible que trasciende el tiempo y el espacio,
un testimonio eterno de la capacidad humana de soñar, de amar, de vivir.
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Así, la literatura se convierte en nuestro refugio,
en un santuario sagrado donde encontramos paz y esperanza,
donde nuestras almas se encuentran y se reconocen,
donde el amor a las palabras nos transforma y nos libera.
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Brindemos, entonces, por cada libro que nos ha tocado,
por cada historia que ha dejado una huella en nuestro corazón,
por cada escritor que ha compartido su visión del mundo,
y por todos aquellos que, como nosotros, encuentran en la literatura
el amor eterno y la magia infinita que hace de la vida una aventura maravillosa.
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Iván Alatorre Orozco
14-julio-2024
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