Por Iván Alatorre Orozco
En lo más recóndito de mi ser, en el santuario secreto de mis pensamientos más íntimos, descubro una verdad devastadora que resuena con fuerza en las cavernas de mi alma: la persona a quien más he fallado en la vida soy yo mismo. Cada vez que me prometo con fervor que seré más amable conmigo mismo, más compasivo ante mis errores y más paciente con mis caídas, mi determinación se desvanece ante la cruda realidad de mi propia inacción.
Me comprometo a cuidar mi salud, a nutrir mi cuerpo con alimentos que lo fortalezcan y a liberarme de las cadenas de las responsabilidades autoimpuestas que me aprisionan. Sin embargo, al enfrentarme al reflejo en el espejo, las líneas de expresión y las canas se convierten en testigos silenciosos de una vida meramente existencial, recordándome que el implacable paso del tiempo no perdona y no da marcha atrás, pero que si podemos considerarlo como el gran maestro para no cometer los mismos burdos errores.
Me da pena admitir que todavía permito a mi mente, con su implacable crítica, socave las nobles intenciones de mi corazón, con sus caprichos y sus miedos, Me impongo restricciones, limitando mi propia felicidad y cerrando las puertas al amor, tanto el que doy como el que merezco recibir.
Contemplo la oscuridad que envuelve mi vida como un abrazo del abismo en una noche sin estrellas, como si el destino conspirara para sumergirme en un océano de desesperanza. Y cuando los primeros rayos de luz del amanecer se cuelan por la ventana, trayendo consigo la obligación de respirar fuera de la habitación que me ahoga en vida, siento cómo mi alma se retuerce y se encoge ante la mera idea de existir en un mundo que parece ajeno y hostil.
En este abismo de autodestrucción, descubro mi mayor traición: que el verdadero enemigo soy yo mismo, que soy yo quien sabotea mis propias oportunidades de crecimiento y de felicidad. Pero también, en medio de la oscuridad, vislumbro una luz de esperanza, una verdad que se abre paso entre las sombras: que solo a través de la compasión y el autocuidado podré elevarme hacia la verdadera plenitud. Solo reconociendo y sanando las heridas internas podré liberarme del peso del pasado y comenzar a forjar una vida repleta de amor y autenticidad.
Ya no puedo permitirme seguir decepcionándome a mí mismo, pues mi voz interna ha gritado lo suficiente, ha implorado por atención y por un cambio de rumbo. Es hora de tomar las riendas de mi propia existencia, de dejar de lado las expectativas implacables que he impuesto sobre mí y de abrazar la amabilidad y la compasión hacia mi propio ser.
Es momento de ser mi propio héroe, de rescatarme del abismo de la autodestrucción y de acoger la posibilidad de una vida plena. A partir de este instante, me comprometo a amarme, a cuidarme y a recordar que merezco todas las bendiciones que el universo tiene reservadas para mí. Desde hoy, minimizaré al máximo la autocrítica destructiva, no más autosabotaje. Hoy, inicio mi viaje hacia la redención, en busca de la paz interior y del amor genuino hacia mí mismo.
En este momento de profunda introspección y autodescubrimiento, una revelación me ilumina con la fuerza de mil soles: que el mayor acto de amor que puedo ofrecer al mundo comienza dentro de mí mismo. Al aceptar y abrazar cada parte de mi ser, incluso aquellas que consideraba defectos o imperfecciones, libero una energía poderosa y transformadora que irradia desde lo más profundo de mi ser hacia el universo entero. Pretendo en el futuro, y sé que no será fácil, conventirme en un faro de amor y compasión, guiando a otros en su propio viaje hacia la redención y la plenitud.
Así, en este nuevo amanecer de mi vida, me comprometo a caminar con valentía por el sendero de la autenticidad y la aceptación, recordando siempre que merezco amor, dignidad y respeto, tanto de los demás como de mí mismo. Que mi historia de redención y auto amor inspire a otros a escribir la suya propia, y que juntos, como seres humanos en busca de la verdad y la plenitud, podamos transformar el mundo con la fuerza imparable del amor.
Iván Alatorre Orozco
9-junio-2024
