por Iván Alatorre Orozco
Hoy, en el Día Internacional del Libro, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a cada uno de ustedes, valientes guerreros de la pluma y la palabra, que día a día luchan por construir un mundo más luminoso y lleno de esperanza.
Gracias por entender que al darle importancia a la literatura en nuestras vidas, enriquecemos nuestra visión del universo conocido, y hasta cierto grado, el de esas numerosas personas con las que interactuamos. Volviéndolos cómplices, compañeros, amigos y hermanos gracias al poder de la palabra.
Agradezco a aquellos con los que he encontrado no solo compañeros de letras, sino una voz capaz de construir sueños, de identificar injusticias para afrontarlas juntos y de lograr hacer emerger las verdades que a menudo se esconden en las sombras.
En cada verso, en cada historia, en cada poema, veo reflejado el orgullo y el valor de aquellos que se niegan a callar, de aquellos que prefieren arriesgarse a ser incomprendidos antes que conformarse con la mediocridad.
Cada uno de ustedes, con su talento y su pasión, ha demostrado ser un verdadero rebelde de la palabra, un luchador incansable que cree en el poder de la literatura para cambiar el mundo.
Hoy, en este día tan especial, quiero agradecerles por inspirarme con sus palabras, por desafiarme con sus ideas y por recordarme, una vez más, que la literatura es mucho más que un simple pasatiempo: es un acto de resistencia, de amor y de fe en un futuro mejor.
Gracias por ser luz en medio de la oscuridad, por ser voz en medio del silencio, por ser fuego en medio del frío.
Feliz Día del Libro, queridos compañeros de letras. Que sigamos escribiendo juntos esta hermosa historia que es la vida.
¡Viva la literatura, viva la palabra, viva la rebeldía dirigida al amor y a la búsqueda de la felicidad a través de ella!