El tranquilo municipio de Pihuamo, en el estado de Jalisco, se vio sacudido por la violencia cuando Humberto Amezcua, presidente municipal con licencia y candidato a la reelección, fue brutalmente asesinado en un ataque armado apenas horas después de presentar su planilla para la contienda electoral.
El trágico incidente tuvo lugar alrededor de las 22:52 horas, cuando las autoridades recibieron un reporte de agresión con arma de fuego en la calle Emiliano Zapata, en las cercanías del cruce con Venustiano Carranza. Al llegar al lugar, los policías municipales encontraron a Amezcua dentro de un vehículo, gravemente herido por disparos de arma de fuego. A pesar de los esfuerzos de los paramédicos municipales por salvarlo, se confirmó su fallecimiento.
La noticia del asesinato de Amezcua ha generado conmoción en la comunidad política local y nacional. Candidatos, diputados y líderes partidistas expresaron su consternación y exigieron acciones contundentes por parte de las autoridades para detener la ola de violencia que ha cobrado la vida de numerosos políticos en México.
La candidata a Diputada Federal por el Distrito 09, Verónica Flores, compartió su dolor y frustración en las redes sociales, instando al presidente López Obrador y al gobernador Enrique Alfaro a tomar medidas para detener la escalada de violencia en el país. Su mensaje refleja el sentir de muchos mexicanos que están cansados de la inseguridad y la impunidad que prevalecen en algunas regiones.
Humberto Amezcua, perteneciente al Partido Revolucionario Institucional (PRI), se suma a la larga lista de políticos que han perdido la vida en circunstancias violentas en México. Su asesinato destaca la fragilidad de la democracia y el estado de derecho en algunas zonas del país, donde el crimen organizado ejerce un poder desmedido y atenta contra aquellos que se atreven a desafiarlo.
La Fiscalía Especial Regional ha iniciado una investigación para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia. Sin embargo, la impunidad que caracteriza a muchos casos de violencia política en México plantea dudas sobre la efectividad de estas acciones.
Las diputadas Verónica Flores y Hortensia Noroña, compañeras de partido de Amezcua, se unieron al coro de voces que exigen justicia y seguridad para los políticos y ciudadanos mexicanos. Su llamado es urgente y necesario en un momento en que la violencia parece no dar tregua en muchas regiones del país.
Pihuamo, ubicado en una zona limítrofe entre Jalisco, Michoacán y Colima, ha sido testigo de la creciente disputa entre cárteles de la delincuencia organizada en los últimos años. Esta situación ha provocado una espiral de violencia que ha dejado un saldo trágico de pérdidas humanas y desplazamientos forzados.
En medio del luto y la indignación, la sociedad mexicana reclama un cambio real en las políticas de seguridad y justicia que ponga fin a la impunidad y garantice la paz y la tranquilidad para todos los ciudadanos. El asesinato de Humberto Amezcua es un recordatorio sombrío de la urgencia de esta tarea y un llamado a la acción para proteger la vida y la integridad de quienes dedican su vida al servicio público.