Por Iván Alatorre Orozco
En tus ojos fríos, un invierno eterno,
se esconde un misterio que aún no he desvelado.
Eres como el hielo, hermosa y serena,
una mujer enigmática que el viento ha modelado.
.
Tu mirada gélida me despierta una intriga,
una inquietud que arde en lo más profundo.
Para llegar a ti, debo romper el hielo y la bruma,
pero sé que, tras ellas, hallaré un tesoro fecundo.
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Tu fortaleza me cautiva, me enciende el corazón,
pues sé que, bajo tu aparente frialdad,
lates con la pasión y el fuego de un volcán,
que guarda secretos marcados por la eternidad.
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Eres como un iceberg, solo te conozco en parte,
con cada mirada descubro una nueva dimensión.
Tus palabras, heladas y precisas, cortan como el viento,
pero también sé que encierran un sinfín de emoción.
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No intento derretir tu fría coraza, ni apagar esa llama que te hace volar.
Quiero comprender e involucrarme en tus silencios y en tus miradas,
y así, poco a poco, aprender a respirar.
.
En tus brazos fríos, tal vez encontrar un refugio,
mi cobijo en tu helada y dulce esencia.
Eres el enigma que despierta mi poesía,
una mujer única, llena de potencia.
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Eres la belleza, misterio y
la dulzura oculta detrás de tu intenso invierno.
Si me permites, mujer fría que arde por dentro de vida por naturaleza,
quisiera tener la oportunidad de ser un poco más parte de tu vida.
.
Así, lentamente,
irás desvelando tus misterios,
dejando que mi cálida timidez,
derrita tus gélidos fantasmas.
Increíble como capta el autor , que detrás de la coraza fría de una mujer fría se esconden tantos sentimientos