La tragedia continúa en México, ya que el número de muertos en un incendio en un centro migratorio en el norte del país ha aumentado a 40. El incendio comenzó en la noche del sábado en el centro ubicado en la ciudad de Monterrey, cerca de la frontera con Estados Unidos, y rápidamente se propagó por todo el edificio.
Los equipos de bomberos llegaron al lugar rápidamente, pero el fuego había ganado demasiado terreno para ser controlado. Los residentes del centro, en su mayoría migrantes centroamericanos que intentaban llegar a Estados Unidos, intentaron escapar de las llamas, pero muchos quedaron atrapados en el edificio.
Los informes iniciales sugieren que el incendio pudo haber sido causado por una falla eléctrica en el edificio. El centro migratorio había sido objeto de críticas en el pasado por las condiciones de vida inseguras y abarrotadas que ofrecía a sus residentes.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y prometió una investigación exhaustiva sobre el incidente. “Estamos profundamente tristes por la pérdida de vidas en el incendio en el centro migratorio de Monterrey. Estamos trabajando con las autoridades locales para brindar asistencia a las familias de las víctimas y garantizar que se haga justicia”, dijo en una conferencia de prensa.
El incidente ha destacado la difícil situación de los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos a través de México. A menudo se enfrentan a peligrosos viajes a través de territorios controlados por bandas criminales y enfrentan riesgos de violencia y explotación en el camino.
Las organizaciones de derechos humanos han exigido durante mucho tiempo un mejor trato para los migrantes en México y una mayor protección para aquellos que buscan refugio y asilo. La tragedia en el centro migratorio de Monterrey subraya la necesidad urgente de abordar estos problemas y garantizar la seguridad y el bienestar de los migrantes.
