El mundo del espectáculo está de luto tras la triste noticia del fallecimiento de Ignacio López Tarso, uno de los actores más icónicos de la escena mexicana. A los 98 años de edad, el actor murió en la Ciudad de México después de una semana en el hospital debido a complicaciones de neumonía y una oclusión intestinal. La noticia fue confirmada por su hijo, Juan Ignacio Aranda.
López Tarso es recordado por su papel protagónico en “Macario”, una pieza clave del cine de la Época de Oro mexicana, así como por sus innumerables papeles en televisión y, sobre todo, en teatro, su gran pasión. A lo largo de su vida, el actor padeció insuficiencia renal, cardíaca y pulmonar, y en sus últimas horas estuvo semiinconsciente.
A pesar de las dificultades de salud que enfrentó en los últimos años, López Tarso nunca dejó su pasión por el teatro. Evitó salir de los escenarios a toda costa, y su carrera es una prueba de ello. Fue parte de numerosas obras teatrales, desde “Edipo Rey” y “Cyrano de Bergerac” hasta “Don Juan Tenorio” y “El Rey se Muere”.
El actor también hablaba con orgullo de la mejor época del teatro en México, cuando los teatros del IMSS eran la cuna de la cultura. A través del teatro, López Tarso fue todos los hombres del mundo y de la ficción. Además, la religión también marcó su vida actoral, desde sus primeros pasos en el Seminario Menor de Temascalcingo, donde participó en un grupo de teatro para representar obras religiosas.
A pesar de su éxito y su legado, López Tarso siempre se mantuvo humilde. En una entrevista en 2020, dijo: “Soy un actor que ha trabajado mucho, pero no soy el mejor. Hay muchos actores muy buenos que no han tenido la oportunidad que yo he tenido”.
Hoy, el teatro mexicano pierde a uno de sus grandes maestros. Ignacio López Tarso deja un legado imborrable y será recordado como uno de los mejores actores de la historia del país.