El Super Bowl LVII fue una noche para recordar, con los Kansas City Chiefs y Patrick Mahomes ganando su segundo título en cuatro años ante los Philadelphia Eagles. Después de una primera mitad en la que los Eagles tenían una ventaja de 24-14, los Chiefs se recuperaron y consiguieron puntos en todos sus “drive” en la segunda mitad para finalmente ganar 35-38.
Mahomes, considerado como uno de los mejores quarterbacks de todos los tiempos, tuvo una actuación impresionante con 21 de 27 pases para 182 yardas y tres pases de anotación. Frente a él, el joven mariscal de campo de los Eagles, Jalen Hurts, también tuvo una gran actuación con 304 yardas en pases y 70 yardas de acarreo, incluyendo tres “touchdowns”.
El primer cuarto fue emocionante, con ambos equipos mostrando su habilidad ofensiva. Hurts comenzó con un drive impresionante y selló el primer touchdown de los Eagles. Mahomes respondió conectándose con su socio favorito, Travis Kelce, para igualar el marcador. Sin embargo, la primera mitad también tuvo su parte negativa para los Chiefs, con Mahomes sufriendo una lesión en el tobillo derecho.
A pesar de esto, los Chiefs se recuperaron en la segunda mitad y mostraron su poderío ofensivo, mientras que la defensa de los Eagles se derritió. Mahomes y Kelce continuaron conectándose para puntos adicionales, mientras que la defensa de los Chiefs se mantuvo sólida. Al final, los Chiefs lograron una victoria emocionante y ganaron su segundo título en cuatro años.
En resumen, el Super Bowl LVII fue un partido épico con una actuación impresionante por parte de ambos equipos. Mahomes y los Chiefs demostraron por qué son uno de los mejores equipos de la NFL, mientras que Hurts y los Eagles dejaron su marca como un equipo joven y lleno de talento. Será interesante ver cómo ambos equipos evolucionan en el futuro y si podrán volver a pelear por el título del Super Bowl.