El físico, ingeniero, divulgador y youtuber abarrotó el salón principal de la FIL para charlar con sus entusiastas seguidores y contagiar su pasión por la ciencia
Por la Redacción
Sí, mamá, no te preocupes. Estoy bien, estoy con Javi”. Una joven atiende el teléfono y, aunque está en compañía de su novio, él no es Javi. Javi en realidad es Javier Santaolalla y la chica, efectivamente, sí está con él, como también lo están cientos de jóvenes más que acudieron a la cita del divulgador científico español con el ciclo Mil jóvenes con…, y que en esta ocasión abrió el auditorio Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara hasta su máxima capacidad.
Javier Santaolalla fue recibido por la audiencia con una carretada de aplausos, gritos y los celulares por todo lo alto para registrar su regreso a la FIL. Antes de comenzar, el físico describió que la actividad era muy emocionante después de vivir más de un año en condiciones atípicas. “Han pasado muchas cosas, hemos visto trabajar a la ciencia en tiempo real, la hemos visto llegar a la gente”, señaló el integrante del colectivo de divulgación científica Big Van Ciencia. Asimismo, indicó que en el contexto de la pandemia de la covid-19 se han visto situaciones injustas, como las de las personas que crean y difunden noticias falsas, pero añadió que es importante saber que muchas personas han trabajado para contrarrestar la “terrible cadena de desinformación”.
El encuentro con Santaolalla fue conducido por la también científica y divulgadora María Emilia Beyer, quien hizo preguntas sobre el proceso de escritura que sigue Santaolalla, su próxima aventura en la que podría convertirse en astronauta, su proyecto de televisión en el que busca, explicó el científico español, acercar la gente a la ciencia y dar a conocer a científicos anónimos que trabajan incansablemente todos los días.
Al preguntarle sobre qué otra cosa le habría gustado ser, Javier Santaolalla respondió que reguetonero, “pero no tenía flow”. Cuando las risas cesaron, añadió que en realidad no sabía a qué otra cosa podría haberse dedicado, pero que sin duda “lo habría hecho con mucha pasión porque no hago nada que no me emocione”. En ese sentido, invitó a la audiencia a no rendirse jamás, no frenarse. “No están solos”, expresó el español.
Una de las decisiones más importantes que ha tomado Javier Santaolalla en los tiempos recientes ha sido terminar con su canal de YouTube, Date un voltio. Esto se debió, indicó, a que el espacio de videos “me cambió la vida, pero ha roto las reglas del juego”, y advirtió a todos los asistentes a que si desean incursionar en el mundo de las redes sociales lo hagan con cautela, ya que “las redes sociales están diseñadas para crear adicciones. Hay neurocientíficos trabajando en el diseño de estímulos para volver a la gente adicta”. Además de esto, también dejó Date un voltio para enfocarse en el programa Amautas, un proyecto de divulgación “independiente, libre de clickbait, sin algoritmo, sin publicidad invasiva y que, además, busca darle voz a los profesores y científicos anónimos que están cambiando la sociedad, a quienes calificó como sus verdaderos héroes.
La charla estuvo plagada de anécdotas, como aquella en la que el recién llegado Santaolalla causó una inundación en el Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN); o cuando, siendo niño, se fue de bruces tratando de imitar a Spider-Man; o la vez que decidió ser científico luego de ver las estrellas en La Palma, en las islas Canarias, su lugar de origen. La audiencia siguió atenta a cada palabra, rio a carcajadas con cada chiste y, al final, aguardó pacientemente a que llegara su momento para llevarse la firma de Javier Santaolalla pues, al comenzar el encuentro, hubo una promesa: el divulgador no se levantaría de la mesa hasta parar de firmar.
