Por Iván Alatorre Orozco
La apología de un sueño sin tiempo.
.
Arrastra consigo imágenes enaltecedoras de un potencial infinito.
.
Entonces mi corazón late a una velocidad que nunca antes experimenté.
.
Y me emociono como la candidez de un niño al soplar las velas de su pastel de cumpleaños.
.
Mi alma devora esa nueva fragancia que parece restituir y ordenar todas las piezas de mi rompecabezas de vida.
.
Mis manos sujetan y colocan cada pieza en su sitio.
.
La imagen de una mujer aparece, tiene los brazos extendidos y el pecho abierto.
.
Cierro los ojos e imagino el reflejo de un horizonte congruente.
.
El azul infinito del océano se manifiesta.
.
Veo a la mujer que flota sobre las aguas.
.
Su cuerpo se yergue y no se inmuta ante la furia de las olas que la golpean.
.
Mis intentos por acceder a mi propia prisión se extinguen.
.
Mis ojos se conectan con los de ella.
.
Su cuerpo es del mismo color azul del océano.
.
Observo extasiado cuando ella gira hacia mí su cabeza.
.
Me mira.
.
Me sonríe.
.
Me habla sin hablar.
.
Entonces su cuerpo color mar.
.
Aunado a la espuma que la rodea.
.
Me señala una nueva ruta.
.
Una donde las risas no están contaminadas de rutina.
.
Donde las caricias no son efímeras.
.
Donde los eslabones que nos unen como humanidad se entrelazan con la fortaleza del acero.
.
Donde la realidad es endulzada con la presencia de la fantasía.
.
Donde la grandeza navega sobre las aguas de la humildad.
.
Donde caer no significa el final.
.
Donde el dolor tiene fecha de caducidad.
.
Donde no existen las vidas fraccionadas.
.
Donde la capacidad de asombro se renueva.
.
Donde la compilación de supuestos pecados será desterrada de mi cuerpo y de mi alma.
.
Aligerando mi carga primigenia.
.
Para lograr por fin.
.
Sumergirme en las azules aguas.
.
Donde la felicidad no será jamás fingida
.
Donde la vida no será un mero compromiso.
.
Donde cambiará su sentido.
.
Cuando su mano y la mía
.
Se fundan en total armonía.
13-Septiembre-2021