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En Jalisco, el sombrero es una de las prendas de vestir más representativas de la cultura y el folclor mexicanos, es un accesorio simbólico que se incorporó a la figura del charro mexicano.

EL SOMBRERO CHARRO

Los sombreros charros mexicanos son una verdadera obra de artesanía nacional

Por Salomón González

En Jalisco, el sombrero es una de las prendas de vestir más representativas de la cultura y el folclor mexicanos, es un accesorio simbólico que se incorporó a la figura del charro mexicano.

El charro es un personaje típico de México que se caracteriza, principalmente, por su atuendo. Éste se compone de una chaqueta bordada, corta y entallada, un pantalón ajustado, corbata y un enorme sombrero jarano de ala ancha.

Tal vez esto se deba a que en el cine y la televisión la imagen del charro mexicano salta a la fama y es con sombrero que le dio la vuelta al mundo, convirtiendo este accesorio en un símbolo emblemático de mexicanidad.
El sombrero charro es de paja toquilla, blanco y beige, y se caracteriza, generalmente, por estar elaborado de pelo o de lana, aunque también los hay de palma, que es más sólido y menos pesado y son muy típicos en muchas demarcaciones.

Los sombreros charros mexicanos son una verdadera obra de artesanía nacional, y son artesanos los que se dedican a la elaboración de elegantes y finos ajuares de charro, o como Francisco Gudiño de “Sombreros Charros Gudiño”, instalado en el inmueble del lienzo charro Jalisco, ubicado en Av. Dr. R. Michel No.577 a espaldas del parque Agua Azul, en Guadalajara, Jalisco, (video) que elabora y repara uno de los elementos que no le puede faltar a ningún charro, que es el sombrero.

Desde sus orígenes en España en el periodo colonizador, en la comunidad de Castilla y León, la vestimenta incluía el sombrero en el jinete de Salamanca, y también refiere la historia al de ala y copa plana de rejoneadores en Andalucía.

En tierras mexicanas fueron los chichimecas y los pames en San Luis Potosí, quienes adaptaron esta prenda que elaboraban con fibras de palma trenzadas, de copa alta, puntiaguda y con ala ancha.

Es el chinaco quien después se convertiría en el charro mexicano quien ha incluido el sombrero como parte de su atuendo cuando en las faenas del campo apremiaba la necesidad de domar a las bestias en la lidia bajo el incesante sol.

En la obra del ingeniero e historiador jalisciense José R. Benítez Ibarra, refiere que Javier Mina y Fray Servando Teresa de Mier llegaron a Soto La Marina en 1817, procedentes de Navarra y Andalucía con sombreros de sus regiones, prenda que caracterizaba a los picadores de toros en el siglo XVIII.


“Sombrero que no da sombra, no es ni sombra de sombrero”, dice un dicho popular


Después del conflicto armado de principios del siglo XX, los hacendados perdieron todo. En el trabajo cooperativo recuperaron no sólo su estatus económico, sino también la práctica ecuestre y, por supuesto, la vestimenta charra, con sombrero incluido. El resurgimiento de los charros tuvo lugar en Guadalajara, Jalisco.

Existe también el sombrero calentano originario de Tlapehuala, Guerrero, que se usa en la región de Tierra Caliente, región conformada por algunos municipios de los estados de Michoacán, Guerrero y Estado de México, don los hombres portan unos sombreros de palma de ala amplia y curveada con un listón o cinto de color negro.

En México hay un dicho muy popular que dice: “Sombrero que no da sombra, no es ni sombra de sombrero”. Y sí que tiene razón, además de ser un accesorio que puede complementar tu outfit, también puede ayudar a protegerte de los rayos del sol.

Con más cuitas por contar y faenas en el lienzo nos encontramos, que el Supremo Caporal reparta suerte.
charrosdeorigenjalisco@gmail.com

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