Cuidado con falsos medicamentos; registran compras de pánico de anticoagulantes, ivermectina, hidroxicloroquina y cloroquina
Por la Redacción
La automedicación de productos como los anticoagulantes, la hidroxicloroquina, la cloroquina y la dexametasona, entre otros, que supuestamente curan el COVID-19, podrían traer severos daños a la salud de las personas, además de que provocan escasez y eso afecta a los pacientes que realmente los requieren.
Lo anterior lo alertó el Coordinador del doctorado de Farmacobiología, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la UdeG, doctor Miguel Ángel Macías Islas.
Miguel Ángel Macías
“En lo que respecta al COVID-19 no hay ningún medicamento que, hasta ahora, con evidencia científica, haya probado que lo cura. Existen algunos que solamente reducen efectos. Eso es una cosa, pero otra muy distinta es autoprescribirse, porque todo medicamento te ayuda a algo, pero puede tener efectos en otro sistema. En el peor de los casos se trata de eventos adversos”
Recordó que en redes sociales y grupos de WhatsApp se ha promocionado el uso de estos productos como una cura mágica contra el COVID-19; por ello, se han disparado las compras de pánico de estos productos. Incluso, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), alertó esta situación desde el año pasado, pues podría provocar desabasto.
Macías Islas añadió que los especialistas se encargan de monitorear las señales de reacción del cuerpo para suspender a tiempo los medicamentos, pero cuando una persona se automedica, los eventos adversos pueden irrumpir cuando es demasiado tarde por falta de ese acompañamiento profesional. Dichos eventos adversos se clasifican en: colaterales, secundarios o reacción adversa o efectos indeseables.
Entre los medicamentos cuyas compras de pánico se han disparado están: hidroxicloroquina, cloroquina, azitromicina, ivermectina, tocilizumab, dexametasona, colchicina, inmunomoduladores y anticoagulantes.
El médico recordó que, por ejemplo, los antivirales tienen efectos gastrointestinales, como náuseas o vómitos, o alteraciones en páncreas e hígado, y alteraciones cardiacas. Los médicos profesionales, por eso, monitorean con pruebas de perfil hepático, pues estos medicamentos, sin el acompañamiento adecuado, pueden provocar daño hepático severo.
Los anticoagulantes pueden provocar hemorragias; los antibióticos, como la azitromicina, pueden derivar en cefaleas, alteraciones auditivas y del equilibrio, trastornos psiquiátricos como la ansiedad y la agitación, y erupciones cutáneas.