POR LOS PASILLOS JUDICIALES…
POR VÍCTOR MANUEL CHÁVEZ OGAZÓN
El lunes 1 de agosto de 2005 por la madrugada dos granadas de fragmentación explotaron dentro del palenque e hipódromo conocido como El Carril, en el municipio de Tonalá, Jalisco. Murieron entonces cuatro personas y 25 resultaron lesionadas.
Se concretaba entonces una guerra abierta entre dos organizaciones criminales que se disputaban el municipio clave en la zona metropolitana, uno de sus principales ingresos, pero que hasta ese momento había sido tratado como el patio trasero de la capital del país, con un maltrato sistemático e injusto contra los tonaltecas, una sociedad pujante y creativa, artesana, capaz de competir a nivel internacional.
Fue un hecho violento que sacudió al municipio, no sería el primero, pero sí significativo. Entonces era Procurador de Justicia Gerardo Octavio Solís Gómez -que el 11 de octubre de ese mismo año dejó el cargo para irse de Secretario de Gobierno en la administración del panista
Ahora se da el ataque a una finca de la colonia Santa Paula y contra familiares de quienes lideran el ejido de San Martín de las Flores, donde hay serios problemas sobre la tenencia de la tierra.
Un comando aparece y ataca el inmueble, estalla un tanque de gas y se localiza más de 200 disparos.
El saldo fue de 7 muertos, se exterminó prácticamente una familia y aquello ardió en llamas, pero la policía municipal nunca apareció. Los autores del ataque que al menos fueron ocho sujetos a bordo de varios autos, que actuaron de manera impune.
Las posturas oficiales se dedicaron en las siguientes horas más a desvirtuar el ataque con granadas -las tres que se encontraron no detonaron- que a aclarar lo sucedido. “Fue un asunto relacionado con tráfico de terrenos”, fue lo más que se dijo.
Pero nadie, nadie ha hablado de ese constante cambio de jefes policiacos, una rotación inusual, de ese fracaso tras fracaso y las sorpresivas renuncias de los jefes policiacos, todo durante la administración del alcalde Juan Antonio González, que empezó funciones el 30 de septiembre del 2018.
El primero de ellos fue José Octavio García Aceves. Duró 4 meses y medio al frente de la dependencia, renunció el 15 de febrero del 2019 y tanto él como dos de sus principales colaboradores acudieron a festejar a un bar de Tlaquepaque, donde se les privó de la libertad para asesinarlos. Su crimen y los motivos nunca se han dado a conocer.
Héctor Córdoba Bermúdez, con amplia experiencia, llegó a ocupar el lugar y cuando Tonalá alcanzaba la tranquilidad, se asegura que un supuesto asalto a un cuartel lo obligó a renunciar un 13 de enero del 2019. En su lugar se nombró como “encargado del despacho” a Salvador Isaac Macías Miranda.
Eliseo López Medina, Teniente Coronel en retiro, apareció el 24 de enero del 2020 dejó el puesto para irse a la Policía Metropolitana.
El quinto y último de ellos fue el comisario Juan Carlos Romo Dávalos, que apenas duró 134 días en el puesto y renunció el 29 de septiembre por “por así convenir a sus intereses profesionales”.
Juan José Pérez De la Rosa, quien fungía como comandante operativo, quedó como encargado de despacho, por lo que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y la Coordinación de Seguridad del Estado recibirán su expediente para su valoración.
Son cinco jefes policiacos en poco más de dos años, evidentemente algo pasa en la Comisaría de Tonalá, la pregunta es ¿cuándo será intervenida por la Secretaría de Seguridad, como lo ha hecho con otras policías municipales?….Comentarios en Twitter @Vicman666