PARA LEER LOS DOMINGOS….
POR IVÁN ALATORRE OROZCO
No puedo sentir la calidez de tus manos
y aun así logras que tiemblen las mías.
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Puedo volver la mirada y sentir tu presencia
que camina detrás de mis pasos.
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Puedo imaginar tu boca y sentir tus labios a
cualquier hora del día sobre los míos.
Puedo estar a tu lado sin la presencia de mi cuerpo
y encontrarte mil veces.
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Soy capaz de adentrarme en la profundidad de tus ojos
durante la cena y regodearme al mantener una conversación
frívola o rutinaria sin tu presencia
con la certeza de saber que me escuchas.
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Puedo llenar mis espacios vacíos gracias al poder de mi voz
al repetir tu nombre que me hace llegar a ti.
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Puedo verte con otro, sin desvanecerme o suspirar de celos
porque sé que somos uno solo aun cerrando los ojos.
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Y es que no tengo temor a olvidarte
porque siempre estás presente.
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Ni tampoco existen sospechas o amargos secretos
que enturbien la profundidad del lecho marino
que nos une y nos protege.
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Porque descubrí lo valiosa que eres aun sin mirarte
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Porque mi soledad se diluye en el viento
de tu cálida voz que no escucho pero que sí siento.
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Porque a pesar de que la historia de vida que nos une sea tan corta
y la distancia física sea tan larga
no puedo dejar de verte
de escucharte
de sentirte
de recordarte
y de quererte.