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¡Dios Mío! Sálvame de los Motociclistas

PULSO CRÍTICO

POR HÉCTOR RAMOS

La crisis originada por la pandemia del COVID-19 ha cambiado muchas cosas.Una de ellas es el aumento del número de motocicletas y motociclistas. No solo el área metropolitana de Guadalajara ha registrado una espectacular alza en la compra y uso de motocicletas, también los demás municipios del estado lo han hecho.

Basta darse una vuelta a ciudades medias como Ocotlán, Ciudad Guzmán,Puerto Vallarta, Tepatitlán, Lagos de Moreno, etc. para constatar la inmensa cantidad de biciclos motorizados que a ratos vuelven caótica la circulación.

Según la información mas reciente del INEGI en el año 2013 había en Jalisco241,165 motocicletas registradas y para el año 2018 se incrementó en un 100%para llegar a 475,844. Datos de compañías aseguradoras señalan que del 2016 al2019 el número de motocicletas en Guadalajara aumentó en un 700%. A las cifras anteriores sumémosle que con motivo de la contingencia por el COVID 19, a partir del segundo trimestre del 2020 se registró otro aumentó significativa de motocicletas impulsado por el crecimiento necesario de la demanda de comida a domicilio ante los riesgos y restricciones para consumir en los negocios de comida.

En cálculos estimados, actualmente debemos de andar por encima de las 750,000motocicletas en Jalisco, esto no debería representar un problema si fuéramos otro país como Francia, Inglaterra o Japón. O representaría un problema más serio sise tratara de países como India, Pakistán, Tailandia, Vietnam, Indonesia y Malasia, donde la motocicleta reina caóticamente por encima del automóvil, de la bicicleta y del peatón.En Jalisco, la motocicleta ya se convirtió en un problema creciente, no solo por el aumento de estos vehículos, sino por las malas prácticas de la mayoría de sus conductores.

Desde siempre se tienen ubicado al menos tres grupos de motociclistas: Uno de ellos (el menos numeroso), es aquel al que pertenecen los conductores que son ordenados, que respetan las leyes y reglamentos de la movilidad, cuentan con su equipo como casco certificado, guantes y a veces hasta ropa protectora y reflejante. Otro grupo, es aquel que medianamente cumple con las normas al portar casco no certificado, respetar a veces la normativa vial y tener en regla la documentación de su vehículo.

El tercer grupo – numeroso por desgracia – es aquel conformado por motociclistas que pocas veces usan el casco o chaleco anti reflejante, no respetan absolutamente nada, se la pasan zigzagueando entre los autos, pasándose señales de alto, dando vuelo al mango, excediendo límites de velocidad, invadiendo banquetas, circulando en sentido contrario, embistiendo peatones, ciclistas y hasta automóviles (como si trajeran tráiler).

La mayoría de ellos, salen a ganarse el sustento diario repartiendo comida, paquetería, mensajería y otro tipo de servicios o bienes de consumo; incluso realizan trámites gubernamentales.

Lamentablemente, algunos en lugar de terminar su jornada terminan en un puesto de socorros o en una funeraria y con los accidentes que provocan afectan además a terceras personas que muchas veces no tienen responsabilidad en los accidentes. Este grupo se ha apoderado de las calles de Guadalajara haciendo de ella una verdadera selva poniendo, en riesgo su vida y su integridad. Aunque a ellos no les importe, ponen en riesgo la seguridad y libertad de automovilistas porque al exponerse y ser atropellarlos(aunque no sea intencional) en tanto no se determine mediante peritaje la responsabilidad, el automovilista puede pasar hasta 48 horas privado de su libertad por el Ministerio Público y si tiene la desdicha de que el perito no sea tan acertado, puede pasar por un calvario que le puede estropear varios años de su vida.

Con relación al problema motocicleta, Jalisco esta entre las 5 entidades del país con mayores índices de accidentes relacionados con estos vehículos, alrededor del 40 % de motos carecen de permiso para circular y más del 90 % no cuentan con póliza de seguro; lo que agrava el problema. Los accidentes que involucran a motociclistas son un problema de salud pública por las muertes y lesiones que ocasionan, un problema económico por las consecuencias de los daños materiales a vehículos y objetos involucrados, perdidas en el mercado productivo por las mermas laborales y saturación del sistema de justicia penal y civil que cada vez recibe más casos de accidentes.

Ante el exponencial crecimiento de los problemas causados por motociclistas, la autoridad vial solo ha realizado algunos operativos intermitentes para obligarlos a emplacar y a regularizar obligaciones fiscales, mas con fines recaudatorios que de ordenar su circulación.

En otras ocasiones los han tratado fallidamente de obligara identificarse, para combatir los robos en estos vehículos. Desde hace tiempo es raro ver un agente vial llamando al orden a algún impulsivo y peligroso conductor de motociclista. Pasan cómo tornados en sus narices y estos hacen que ni los ven. A menos que los altos mandos ordenen un operativo, aplican la normativa. Para los encargados de la seguridad y el orden vial, ya se volvió normal tolerar a los kamikazes motorizados y para muchos de nosotros otro riesgo más por salir a la calle.

Nuestras autoridades tienen muchas asignaturas pendientes, pero la de regular y ordenar a los motociclistas parece que no requiere de mucho esfuerzo intelectual ni económico, tomando en cuenta la gran aprobación social que se obtendría si se tuviera el tino de agarrar las motos por los cuernos.

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