PULSO CRÍTICO
Héctor Manuel Ramos Preciado
El mundo moderno nunca había experimentado algo similar a la crisis ocasionado por el COVID 19. En plena explosión científica y tecnológica, cuando algunos seres humanos se sienten semidioses ya sea por su poder político, económico, manipulador o informativo, ha bastado un microscópico ser (Coronavirus) para hacernos ver lo simples mortales que somos. La globalización ha desnudado una nueva faceta: la fragilidad de las personas que habitamos Gaia.
Parece que los seres humanos estamos viviendo una película de terror-ficción en la que nos damos cuenta que la situación está grave, pero lo más grave es la incertidumbre de no saber lo que vendrá y esa incertidumbre comienza a generar anarquía y tanto o más daños que el mismo COVID 19.
Nunca tantos millones de personas en el mundo habían estado aisladas por una pandemia (más del 40% de la población mundial).
El mundo será otro después de la sacudida que le está dando el COVID 19. Uno de los sectores que más cambiará es el económico, donde se prevé, entre otras cosas que las consecuencias del COVID 19 aceleren el desplazamiento de EUN por China como primera potencia económica mundial y, por ende, el nacimiento de nuevas reglas en la economía mundial.
El aislamiento a que estamos sometidos la mayoría de la población mundial debe servirnos para analizar y reflexionar sobre esta pandemia que azota al mundo y que hasta el momento nos deja las siguientes lecciones:
– Los organismos internacionales y regionales, han mostrado su inoperancia al ser incapaces de organizar y operar un plan global de contingencia. Han dejado en manos de cada país las medidas a tomar y algunos han fallado.
– China y Rusia acrecientan su liderazgo mundial adelantando con mucho a Estados Unidos de Norteamérica y a Europa en acciones y estrategias para frenar el COVID 19.
– El orden (o desorden) económico mundial es bastante frágil. El estado debe asumir un rol más preponderante en las políticas de salud pública y tener más control sobre los capitales especulativos.
– El petróleo cada vez vale menos y tiene menos futuro.
– La muerte no distingue entre países y personas ricas o pobres.
– Las crisis, desnudan la poca solidaridad de los que más tienen
– La verdadera plaga del planeta somos los seres humanos.
– Las redes sociales son de gran ayuda, pero a la vez pueden generar caos.
– La globalización no es la panacea.
– Tenemos que revalorar más personal médico y auxiliar médico (y otras profesiones y disciplinas esenciales) del sector público y menos a los deportistas y artistas que hemos convertido en semidioses.
– Tenemos que replantear qué es lo realmente esencial en nuestras vidas.
El panorama se pinta de gris. Es de esperarse que se disparen la discriminación, el odio racial y la xenofobia por temor a los contagios, convirtiendo países o áreas del planeta en zonas aisladas que impidan el flujo de migrantes. También se prevé el endurecimiento del poder del Estado, que bajo el argumento de la defensa contra el COVID 19, violente injustificadamente los derechos humanos de los ciudadanos al llevar a un nivel excesivo la vigilancia y supervisión de los gobernados.
Las lecciones de la historia nos enseñan que estamos ante nuevo dilema mundial que traerá grandes consecuencias políticas y económicas en todo el orbe. Ante ello, lo mejor es cuidar nuestra salud, nuestra familia, el trabajo y nuestros ahorros hasta que la situación mejore y se aclare el panorama, porque resulta que …. estábamos mejor cuando creíamos que estábamos peor.