Pulso Crítico
Héctor Manuel Ramos Preciado
Cuidado Con FaceApp…… y otros
De repente se puso de moda la aplicación FaceApp y se volvió la sensación actual en redes. FaceApp es una aplicación en la que subes una foto tuya y sin importar tu edad te crea una fotografía con tu rostro envejecido, con un grado de acierto casi perfecto.
Como muestra del éxito de FaceApp vemos las redes sociales invadidas con fotos de los usuarios que se proyectan en el tiempo con sus rostros envejecidos regocijándose de su aspecto, sin saber si quiera si van (vamos) a llegar a la edad que la faceapp nos hace aparentar
No pocos expertos en tecnología, especialmente en informática nos alertan que detrás de lo que parece ser un simple juego pudiera existir la trampa de que al hacer uso de la aplicación estemos compartiendo nuestros datos. Diferentes portales informativos comenzaron a alertar de la posibilidad de mediante el uso de la aplicación se le está entregando información a Rusia, pues la aplicación fue desarrollada en 2017 por una empresa rusa que ofrece este tipo de entretenimiento a los usuarios de teléfonos inteligentes.
Lo primero que se dijo fue que, al entregar tu fotografía actual, FaceApp captura los rasgos faciales y la biometría del usuario, creando un gran banco para ser usado a conveniencia de los desarrolladores, más allá de que ellos aseguren que no venderán dicha información (recuérdese caso de Cambridge Analytica).
En realidad, la captura del rostro es lo menos preocupante, puesto subimos muchas de nuestras fotos a Facebook, Instagram, Snapchat, WhatsApp y otras tantas plataformas digitales en las que se comparten imágenes, de las que podemos estar seguros, nuestras fotografías están registradas y analizadas.
El verdadero problema – según los expertos- es el acceso que tiene FaceApp a los celulares en donde se descarga la aplicación, pues al hacerlo se le permiten privilegios como el de realizar llamadas, los datos de los contactos, interactuar con el banco de fotografías y otra serie de permisos que en general dejan al descubierto los datos que los usuarios guardan en sus celulares.
Para minimizar los riesgos, recomiendan los expertos jugar este juego usando nuestra fotografía el teléfono inteligente de un tercero mas no el propio, porque así los datos y la información que se comparten son los del teléfono del tercero y no los nuestros.
Obvio que Faceapp no es el único medio electrónico señalado de apropiarse y almacenar datos de millones de usuarios, simplemente se trata de uno mas que se apropia de nuestra intimidad y lo mas paradójico es que lo hace ¡con nuestro consentimiento! Y todo por no leer las letras chiquitas del contrato (a veces muy extenso) y darle a todo acepto, con tal de tener acceso a algo que parece divertido e inocuo.
La mayoría de usuarios de redes sociales no tenemos idea de lo que se hace con nuestros datos a los que damos acceso: Estos son almacenados, tratados y analizados para utilizarse principalmente con fines comerciales o en campañas políticas. En estas últimas, una vez analizados todos los datos de la mayoría de los usuarios de “X” lugar estos son usados para tratar de influir, por medio de mensajes, a aquellas personas que no han tomado una decisión de voto en un proceso electoral, el sector de lo que comúnmente llamamos los indecisos y que generalmente son los que terminan decidiendo una campaña electoral. De la misma manera se usan los datos para influirnos en la toma de decisiones a la hora de hacer una compra, una venta o cualquier otra transacción económica.
Usted amable lector tiene la última palabra y está en la libertad de creer que sus datos no peligran ni pueden usarse en su contra, pero le dejo una interesante y puntual interrogante ¿De qué viven quienes nos ofrecen estas aplicaciones o nos dan servicios de correo electrónico?
Por último, le recomiendo leer el siguiente chiste o realidad que circula en redes de manera anónima:
–Hola, ¿Pizza Hut?
–No, señor. Pizzería Google.
–Ah, discúlpeme… marqué mal…
–No señor, marcó bien. Google compró la cadena Pizza Hut.
–Ah, bueno… entonces anote mi pedido, por favor…
–¿Lo mismo de siempre?
–¿Y usted cómo sabe lo que pido yo?
–Según su calle y su número de depto y las últimas 12 veces usted ordenó una napolitana grande con jamón.
–Sí, esa quiero…
–¿Me permite sugerirle una pizza sin sal, con ricota, brócoli y tomate seco?
–¡No! Detesto las verduras.
–Su colesterol no es bueno, señor.
–¿Y usted cómo sabe?
–Cruzamos datos con el IMSS y tenemos los resultados de sus últimos 7 análisis de sangre. Acá me sale que sus triglicéridos tienen un valor de 180 mg/DL y su LDL es de…
–¡Basta, basta! ¡Quiero la napolitana! ¡Yo tomo mi medicamento!
–Perdón, señor, pero según nuestra base de datos no la toma regularmente. La última caja de Lipitor de 30 comprimidos que usted compró en Farmacias Similares fue el pasado 2 de diciembre a las 3:26 p.m.
–¡Pero compré más en otra farmacia!
–Los datos de sus consumos con tarjeta de crédito no lo demuestran.
–¡Pagué en efectivo, tengo otra fuente de ingresos!
–Su última declaración de ingresos no lo demuestra. No queremos que tenga problemas con el SAT señor…
–¡Ya no quiero nada!
–Perdón, señor, sólo queremos ayudarlo.
–¿Ayudarme? ¡Estoy harto de Google, Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram! ¡Me voy a ir a una isla sin internet, cable ni telefonía celular!
–Comprendo, señor, pero aquí me sale que su pasaporte esta vencido hace 5 meses…