¡DE PENA AJENA!
Por: Víctor M. De La Cruz Ruvalcaba
La renuncia de Germán Martínez Cázares, a la Dirección General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), despierta sentimientos encontrados, por una parte la admiración a un funcionario que deja el cargo antes que someterse a las adversidades económicas que le impusieron, ya que claramente se visualizaba un rotundo fracaso en la adecuada atención para los derechohabientes y por ende, también de su gestión.
Por otra parte molestia, por la incapacidad y la ausencia de sensibilidad de algunos funcionarios federales al darle prioridad a proyectos económicos (Tren Maya, Refinería de Dos bocas, becas a “ninis”), sobre la atención a la salud y la vida de las personas, entre ellas a la mayoría con escasos recursos económicos para costearse su propia atención médica, pero además el derecho a la salud de los trabajadores, que son los que aportan los recursos a través de sus impuestos, no solo para mantener a las instituciones de salud, sino que además también lo hacen para sostener el aparato gubernamental que tiene a funcionarios competentes e incompetentes.
En cuanto a la renuncia de Josefa González-Blanco Ortiz-Mena, Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), exhibe por lo menos dos aspectos negativos, su poca convicción para defender el presupuesto para las brigadas contra incendios forestales, lo que incidió para que los incendios que se generaron en los bosques del país durante esta temporada, se prolongaran por días hasta devastar enormes extensiones boscosas que tardaran decenas de años en restablecerse, sin tomar en cuenta los altos niveles de contaminación que padecieron los habitantes de varias áreas rurales y de algunas zonas metropolitanas.
Esta situación genero una de las emergencias ambientales más graves de los últimos años, no obstante la Secretaria González-Blanco, apareció públicamente hasta seis días después, argumentando que tenía mucho trabajo porque estaba atendiendo el problema del sargazo en las playas caribeñas, pero tampoco lo resolvió, a pesar del enorme riesgo de generar una muerte masiva de la fauna marina en esa región del país, fue más notorio el esfuerzo de la sociedad civil, integrada por los hoteleros, otros sectores del sector turístico y la población de algunas comunidades que las de los funcionarios federales de su dependencia.
El segundo aspecto, fue atreverse a regresar un avión de Aeroméxico de la pista, para esperarla hasta que ella abordara ese vuelo, algo inusitado y no sucedido por lo menos en los últimos cuatro sexenios gubernamentales, totalmente contrario a la política de austeridad y de sencillez que se pregona en esta administración federal, ya que fue sin lugar a dudas un acto de absolutamente injustificado, prepotente e inexorable.