SALOMÓN GONZÁLES
- De visita con Charros de Jalisco, los Regionales del Sur de Guanajuato.
- La charrería, un deporte y tradición de arrojo, habilidad y talento en el lienzo.
- Los charros y adelitas representan los valores éticos y morales de la familia mexicana.
La charrería es el deporte mexicano por excelencia, en el que se expresan sentimientos de pertenencia y apego a la tierra, a las tradiciones y costumbres que nos identifican con lo nuestro. Es el símbolo de una sociedad que no olvida sus raíces, de un pueblo que sabe conjugar al mismo tiempo la alegría y el arrojo, la habilidad y el talento, con orgullo.
Este 24 de marzo, los charros de Jalisco y los regionales del sur de Guanajuato vienen gustosos a disputar un mano a mano en el emblemático lienzo charro Jalisco. La agrupación es un equipo joven que hace charrería en Rincón de Tamayo, Celaya, los dirige Juan Romero y se encuentra en periodo de preparación con miras a su eliminatoria estatal.
Jorge Ruíz Torres un apasionado de la charrería, ha sido un charro importante para llevar a cabo este encuentro donde su experiencia y talento será un factor fundamental para que siga vigente la gente de acaballo.
La imagen del charro representa la mexicanidad, ese varón que usa traje propio para montar a caballo, un sombrero de ala ancha y que lleva una soga en la mano. Esta imagen ha dado la vuelta al mundo y es reconocida en todas partes como propia de México, a pesar de la pluralidad cultural y étnica que contiene la nación.
Se convirtió en un símbolo nacionalista en la segunda y tercera década del siglo XX, cuando el Estado posrevolucionario desplegaba todas las estrategias posibles para unificar a la nación y lograr la paz social.
La fiesta charra es actualmente toda una fiesta donde se ponen en escena signos visuales como los trajes, los caballos, las habilidades deportivas, las artesanías; y también los signos auditivos como la música, el argot, los dichos y refranes y lingüísticos (los relatos escritos y orales, la historia charra, los discursos) sobre la mexicanidad.
La práctica de la charrería involucra un número importante de sectores productivos y sociales, entre los que destacan: criadores de caballos y ganaderos de bovinos, arrendadores de caballos, productores rurales de forraje y alimentos para caballos y ganado, transportistas de caballos y ganado, veterinarios y herreros, artesanos de fustes, talabartería, herrajes, textiles, cuartas, bordadores en pita, machetes, mantillas, sarapes y arreos para caballo.
También fabricantes de reatas, fabricantes de artículos para caballos, sombrereros, herreros y orfebres fabricantes de espuelas, frenos, cabezadas y hebillas, empresarios de espectáculos, arrendadores de equipo para espectáculos, locutores, grupos musicales; mariachis, bandas de guerra.
Además de sastres y costureras tradicionales, herreros fabricantes de botonaduras, reboceros y fabricantes de corbatas y fajas, y zapateros, fabricantes de botas y botines.
Por si fuera poco, las responsabilidades para los dirigentes de la charrería representa un compromiso tanto de las comunidades portadoras, en este caso los charros, adelitas y todas las personas que se vinculan con esta tradición, como de las instancias gubernamentales, académicas y de la sociedad civil, para su salvaguarda, la cual implica la preservación de procedimientos y utensilios; así como su transmisión a las nuevas generaciones a través de su legado y la óptica del desarrollo sustentable.
Con las faenas en el lienzo nos encontramos y que el Gran Caporal reparta suerte.