La reciente renuncia del actual alcalde con licencia de Tlajomulco de Zúñiga Alberto Uribe Camacho a la coordinación de la campaña a la gubernatura de Enrique Alfaro, parece ser una de las mayores crisis que ha enfrentado el desde hace tiempo puntero en las encuestas.
Alberto Uribe ha hecho un excelente trabajo como alcalde en el municipio considerado “buque insignia” del alfarismo. Tan bueno o mejor que el del mismo Alfaro en los años 2009-2011. Esto según una reciente encuesta presentada por el observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos, donde Uribe resultó el mejor evaluado de los alcaldes de la zona metropolita de Guadalajara, presentando indicadores positivos de crecimiento sustentable, buen gobierno y alto grado de aceptación.
Los caminos de Alberto Uribe y Enrique Alfaro coincidieron en la década de los 90’s cuando ambos hacían política estudiantil en el nuevo semillero político de Jalisco: la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de Guadalajara (U de G). Alberto Uribe lo hacía en la preparatoria 7, mientras Alfaro hacía lo propio en la preparatoria 5. A partir de aquella época trabaron una sólida amistad e iniciaron juntos una exitosa aventura política junto con otros personajes como Clemente Castañeda y Hugo Luna, entre otros.
Hace meses Uribe intentó sin éxito ser candidato a reelegirse en Tlajomulco, pero no le fue permitido en el Partido Movimiento Ciudadano (PMC), partido del que por cierto, al igual que Alfaro no es afiliado. A finales de 2017 Alfaro y Uribe acordaron que este último sería el coordinador general de la campaña a la gubernatura de Alfaro, con la promesa de que de obtener el triunfo sería secretario general de gobierno o diputado plurinominal, oferta bastante atractiva ante las altísimas posibilidades de triunfo del PMC en la entidad.
Parecía que todo iba bien entre ambos, hasta el anuncio hace días de Marcelo Ebrard (amigo de Uribe) sobre su decisión de integrarse al equipo de campaña de Andrés Manuel López Obrador. La cercanía de Ebrard con Uribe y las también altas posibilidades de triunfo de López Obrador en la campaña presidencial, parecen haber sido determinantes para que ayer Alberto Uribe anunciara su incorporación al equipo de Andrés Manuel López Obrador.
La decisión de Uribe, para algunos puede parecer arriesgada, pues es más probable que Alfaro gane Jalisco a que López Obrador llegue a la presidencia de la República, sin dejar de reconocer las también altas posibilidades del tabasqueño; pero el escenario de la elección nacional es mucho más complejo que el local.
Aunque parece real y verdadera la ruptura de Uribe con el alfarismo, analizando el escenario en que se da este acontecimiento, nada descabellada suena la idea de que Uribe se haya incorporado a la campaña de López Obrador mediante un común acuerdo secreto con el mismo Enrique Alfaro, para que, en caso de que el tabasqueño arribe al poder, Alfaro tenga un puente de comunicación y de negociación cercana al poder nacional, pues es público y sabido que López Obrador no tiene buena opinión de Enrique Alfaro. Además, tampoco hay que perder de vista la nueva alianza de Alfaro con el líder político del grupo U de G, cuyo operador, es decir “el Licenciado”, desde hace tiempo da cátedra de pragmatismo político en Jalisco, apostando a no poner todos los huevos en una sola canasta con excelentes resultados en cada proceso electoral. Por todo ello, no sería nada raro, que de ganar ambos punteros en las encuestas nacionales y locales, en lo futuro Alfaro y Uribe, se sienten a fumar la pipa de la paz y volvieran ser los grandes cuates que antes fueron…. O que nunca dejaron de ser.
En fin solo el tiempo permitirá confirmar o desechar esta hipótesis.
Agradezco tus comentarios: hemanrp@yahoo.com.mx
