POR NANCY LIZETT CANO VELOZ
No hace mucho cavilaba acerca del tema que quería tratar en esta columna, que si los problemas del TLCAN, que si las promesas desbordadas de Andrés Manuel… en fin. Tanto material y tan poca determinación; como si nuestro país no fuera lo que es, un lugar surrealista en donde todo puede pasar, en donde hasta los usos y costumbres son dignos de tratamiento antropológico inacabable.
El caso es que en eso estaba, revisando los sucesos del momento, cuando la casualidad atrapó mi atención. Se trataba de un artículo, en donde Elena Poniatowska “da la nota”, al calificar a las mujeres de la localidad de Juchitán en Oaxaca, como “bien panzonas y mensas” debido al consumo que hacen de la cerveza, ello durante un evento público en donde cabe decirlo, el Estado le ha dado la condecoración de “Hija Predilecta”.
Debo decir que tan solo el título de la nota, ya predisponía, sin embargo, me dispuse a leerla sin colgarme prejuicio alguno, mentalizándome que tal vez, sería algún tipo de mala interpretación o algo parecido. En eso estaba, leyendo la reseña hasta que encuentro, inserto en el artículo, el video del momento en el que hace dicha alusión. Quise justificar pensando que tal vez, el contexto en el que se daban las declaraciones se prestaba a la imprecisión, pero no. Tristemente, la escritora hacía lujo de su agencia, haciendo comparaciones con las mujeres de sus ayeres; justo esas, a las que Tina Modotti había fotografiado, cuando todas eran “delgaditas”, decía.
Este es el motivo por el cual se considera imprescindible abordar el trabajo de los intelectuales, específicamente, desde la aserción de la escritora. Así, se tienen los siguientes cuestionamientos:
Lejos de las condiciones bajo las cuales se registre la cotidianeidad así como usos y costumbres de las mujeres de la localidad, ¿cuál es la base de los procesos cognitivos y metacognitivos que llevan a Elena a exponer un juicio de tal alcance?
Al parecer la escritora siempre ha sido bien reconocida y apreciada en la región, sin embargo, ¿cuál es la realidad que ella advierte respecto de las mujeres de Juchitán?
El Juchitán de Elena (según los apuntes de Andrés Henestrosa y Esteban Ríos) es el de las mujeres “entronas”, matriarcados bien enraizados, de mujeres libres y poderosas; mujeres de la época de 1979-1989, en donde la identidad individual fue llevada a la colectiva; la cosificación del hombre y la discriminación del mismo entre: pito-dulce versus pito-salado, se hace conforme el oficio que desempeñe del individuo, según dibuja la pluma de Elena en Luz y Luna, las Lunitas de 1994.
Juchitán de las Mujeres es así y así ha sido siempre, como todo y en todo, con sus luces y sus sombras; con su homosexualidad abrazada y el desplazamiento de los hombres por el protagonismo del matriarcado. Pero parece que ahora todo se ha olvidado. Ahora, las mujeres de Juchitán son gordas y mensas. Ya precisaba Elena, cuando citando a Esteban Ríos concordaba con algunos de sus cinco desmandamientos juchitecos: “…En el segundo, adorarás la cerveza y el cigarro para elevar tu corazón al gozo de la vida etílica sin preguntar si hoy es lunes o sábado”.
¿Qué te sucedió Elena?
¿Qué fue lo que hizo que cambiaran tus procesos de metacognición de la realidad?
¿Qué es lo que llevó a la hija pródiga a considerar a sus mujeres como “mensas” y desdeñarles sus usos y costumbres con juicios que se esgrimen a partir de su sobrepeso?
¿Es que ahora las mujeres de esta región tendrán que cumplir con estándares eurocentristas de la moda?
¿En qué momento se convierte un intelectual utópico en un intelectual idealista?
Tienes idea Elena, ¿de cuál es el papel de los intelectuales en una sociedad, así como de la responsabilidad a la que deben acatarse y que en ningún momento puede ser secuestrada por un juicio de valor bárbaro?
Según Gramsci, un intelectual surge de manera orgánica para unirse al complejo general de las relaciones sociales que representa, así pues, todos los hombres al margen de su profesión manifiesta una actividad intelectual, pues participa de una concepción del mundo, observa una consecuente conducta moral y contribuye a mantener o edificar un concepto universal, a suscitar nuevas ideas.
Habrá que descifrar entonces, cuáles son aquellas brillantes ideas que aportará ahora Elena Poniatowska de las mujeres de Juchitán, claro, desde un punto de vista constructivista, ordenando su información a partir de su historia y experiencia.
Habrá que ver la referencia cognoscitiva de la laureada escritora.
Habrá que seguir viendo Elena, cuáles son tus alcances del ejercicio de comprensión y aprehensión de los fenómenos culturales así como históricos de los grupos sociales en los que por cierto, eres muy bien apreciada.
*Nancy Lizett Cano Veloz es Licenciada en Estudios Políticos y Gobierno, con Maestría en Gestión y Desarrollo Social.
nancylizett@yahoo.com.mx