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El Trasfondo de lo Cotidiano…

 

TENGO DUENDES EN LAS PIERNAS

POR ALEJANDRA MOLINA SERNA

Las personas por lo general —tengan o no tengan hijos– tienden a juzgar el mal comportamiento de los niños ajenos. Frases como: su mamá no le dice nada; mira, le permite todo; ay pero que niño tan travieso y etcétera, es interminable.

La cantidad de comentarios que escuchamos mientras estamos sentamos en el restaurante o el café de cualquier horario, se acompaña de miradas con sorpresa y también de desagrado. Así y tal cual, me reflejo tiempo atrás cuando vivía en una zona más que cómoda: en el placentero CONFORT.       

Hoy —después de muchos años— la maternidad trajo consigo enseñanzas que llevo grabadas como los Mandamientos, añadiendo NO JUZGAR a los demás. Por qué, porque tiene un trasfondo muy simple, muchos niños (sin especificar cifras en micro o macro) nacen con alguna deficiencia en su cerebro y una de tantas es el Desorden de Integración Sensorial (DIS).

El DIS fue descrito inicialmente por la doctora A. Jean Ayres, quien es terapeuta ocupacional y psicóloga educativa, como un “atasco” neurológico que impide que ciertas partes del cerebro reciban e interpreten adecuadamente cierta información sensorial y respuestas corporales.

Si has observado que a tú hijo no lo pueden tocar ni con un dedo, estalla en berrinche sin aparente motivo, se dispersa, cumplió 2 años y no habla, la hora de la comida es una pesadilla y su escuela un calvario, probablemente atraviesa por el DIS y tiene dificultad para procesar esas diferencias entre estímulos emocionales, motrices y sensoriales que son necesarios para la vida cotidiana.

La terapeuta ocupacional Isabelle Beaudry Bellefeuille, autora del libro “Tengo duendes en las piernas”, explica de una forma clara y concisa los trastornos en el procesamiento sensorial de los niños ya que también pueden presentar rasgos de hiperactividad, problemas de conducta o sueño. De acuerdo a la fisioterapeuta Alejandra Velázquez, el DIS lo ha observado con más frecuencia en los niños que en las niñas.

“Tengo duendes en las piernas” está convertido en un manual referencial para pediatras y otros profesionales de la salud. Ojo mamás y papás, no maestros o médicos alternativos-naturistas: son los Neuropediatras. Cierta directora de cierta escuela me presumió sus 30 años de pedagoga pero su calidad moral, inexperiencia en el tema hablaron por sí sólo y evidenciaron su pobreza humana, ignorancia e insensibilidad.

Me queda más que claro que los maestros, auxiliares de sala, directivos e incluso padres de familia desconocemos de un cúmulo de temas y, claro, constantemente podríamos estarnos quejando de la escaza concentración en clase, el bajo rendimiento y calificaciones poco notables en las evaluaciones de nuestros hijos.

Qué solución damos, el castigo.

La pregunta que les invito a plantearse o formularnos es: cómo ayudo a un pequeño que podría estar presentando el DIS, si es que fuera el caso.

Si así lo es, por una oportuna y pronta detección, inicien esta aventura acompañados —muy de la mano— de expertos, inúndense de paciencia, amor y perdónense el no haber comprendido con antelación que esas cabecitas traviesas no saben por qué actúan sin control, que corren como caballitos desbocados, que tienen manitas de mantequilla, sí, que tienen duendes en las piernas.

Aprendamos a respetar las incapacidades de los seres humanos y trabajemos en nuestras fortalezas más que en las debilidades, no permitamos que ningún niño sea maltratado psicológicamente solo porque no actúa como el resto. Todos merecemos una escuela incluyente que adopte corazones y no signos de pesos.       

 

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