PILAR PORTOCARRERO
A veces nos movemos en medio de sociedades gobernadas por hombres que son verdaderas fronteras entre nosotros.
Son ellos que bajo sus normas, leyes y jugarretas evitan que haya una verdadera relación entre los pueblos.
Desde que tengo memoria siempre hay problemas entre Perú y Chile. De tiempo en tiempo vuelven a retomar asuntos que no se ha cerrado definitivamente. Y a esto algunos le añaden los comentarios que si el pisco es chileno generando polémicas que nunca nos lleva a ninguna parte.
Lo cierto es que cuando un peruano y chileno se encuentran no les importa estos problemas, solo conocerse y pasarla bien.
A nosotros, los simples mortales, nos gusta disfrutar y ayudar cuando alguien lo necesita.
Y ahora que México atraviesa por un mal momento me satisface darme cuenta de que no hay nacionalidad ni fronteras que evite que llegue la ayuda. Y son los ciudadanos de a pie, los que embanderan esta cadena de solidaridad que no sabe de cansancio.
Esto solo reafirma mi pensamiento que ante cualquier eventualidad, siempre sale a flote ese espíritu de ayuda gobernado por un corazón que no tiene escudo, ni lengua, y que no pertenece a un territorio. Solo siente y ve la manera de ayudar.
Pilar
“Soñar es solo el principio”