POR PILAR PORTOCARRERO
La tecnología trae muchas cosas buenas, pero también nos esclaviza haciéndonos dependientes de las redes. No sabemos vivir sin estar lejos del Facebook o del WhatsApp, y queda poco tiempo para pasarlo en nuestra compañía.
Hay una planta que se llama “Mimosa Púdica”, que tiene la peculiaridad de retraerse cuando siente ruidos alrededor. Esta planta se esconde en sí misma, se aísla y busca su paz interior.
Hace poco tuve la ocasión de estar algunas horas aislada de todo, por decisión apagué el celular y no puse freno a mis pensamientos. Dejé que mis emociones hablaran y tuve la paciencia de escuchar lo que guardaba en mi interior, y que por el bullicio del mundo no alcanzaba o no quería escuchar.
Me di cuenta, entre otras cosas, de que había situaciones que me fastidiaban y que no ponía solución para que algunas personas no se molestaran. De alguna forma seguía dependiendo de los demás, a pesar de que ya soy consciente que primero están mis prioridades.
Esa paz de la que me rodeé sirvió para terminar de sacudirme de esos pensamientos limitantes que me esclavizaban, pero también me di cuenta de que habían muchas cosas buenas que han fortalecido mi carácter.
Es bueno ser como la Mimosa Púdica y aprender a buscar ese silencio que necesitamos para evaluar nuestras emociones que solo es producto de nuestros pensamientos.
Hay que dejar de pensar por algunos minutos y dejarnos atrapar por esa paz que se encuentra en el camino. No es fácil en estos tiempos, pero es necesario para fluir con más energía en medio de este mundo en donde siempre andamos compitiendo por un primer lugar.
El objetivo de vivir no solo debería ser alcanzar nuestros sueños, sino aprender a crecer con cada dificultad, crisis o problemas que tengamos. Solo así podremos dar lo mejor de nosotros y atraer, como consecuencia, buenas cosas a nuestra vida.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
