De confirmarse los cada vez más insistentes rumores de que el gobernador de Jalisco Jorge Aristóteles Sandoval Díaz (JASD) dejaría su actual encargo en el ejecutivo estatal para incorporarse a una secretaría del gobierno federal (Secretaria de Desarrollo Social o Secretaria de Comunicaciones y Transportes) o a la dirigencia del PRI nacional; por primera vez en muchos años Jalisco tendría un político con aspiraciones reales a la presidencia de la República.
Basta con analizar el crítico panorama nacional que se le presenta al PRI ante el tremendo desgaste que han tenido el presidente de la República y aquellas figuras del tricolor que desde el inicio del sexenio suenan como presidenciables: Luis Videgaray, Miguel Angel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Eruviel Ávila y en menor medida José Antonio Meade; para fortalecer la hipótesis de que el PRI nacional podría echar mano de un Plan B, que sería el de buscar entre sus cuadros regionales una figura que pueda ser rentable electoralmente y, precisamente por ahí se asoma la figura de JASD.
A su favor, el actual gobernador de Jalisco, aparte de buena imagen, juventud y carisma, tiene el que no se le haya ligado al llamado cártel de la peor generación de gobernadores priistas (los Duarte, Moreira, Yarrington, Vallejo, Medina, Borge, etc,) ni se le reconozcan prácticas como las de ese grupo de exgobernadores contemporáneos, ni escándalos de corrupción. En estos tiempos esas cualidades representan oro molido, nada despreciable para ningún partido, menos para el PRI.
Aparte de lo anterior, JASD ha demostrado capacidad para gobernar, pues ha mantenido en Jalisco con crecimiento económico y un clima de tranquilidad política gracias a su habilidad negociadora con los grupos formales y no formales de poder. Por dar un ejemplo, en la pasada “crisis del gasolinazo” que puso en serios aprietos a todo el gabinete federal y a la dirigencia del PRI nacional, el gobernador de Jalisco tuvo un manejo magistral de la crisis al anunciar la toma de medidas urgentes para compensar el efecto del gasolinazo, atenuando con ello el descontento de los Jaliscienses y alejándolos de las protestas nacionales que llegaron a amenazar con romper el orden público.
Tenga Usted seguro amable lector, que, si el actual gobernador de Jalisco se integra al gabinete federal, de inmediato será considerado por la opinión pública nacional como Cardenal con derecho a sucesor (parafraseando a la revista Proceso), circunstancia que sería lo más lógico en el actual escenario político nacional.
Ahora bien, si su destino es el PRI nacional, entonces su encomienda sería la de fortalecer el trabajo del PRI en las regiones del país, que pueden ser la clave para la futura elección presidencial, ahí precisamente donde se ubica Jalisco como la cuarta entidad con mayor número de votantes del país.
Ante cualquiera de los dos escenarios y al margen de los intereses partidistas, Jalisco saldría ganado al tener un político netamente jalisciense en el concierto nacional, donde para algunos seguimos siendo el gallinero del país.
