La semana pasada estuve en una boda y me tocó leer una de las lecturas, la de San Pablo a los Corintios. Y desde entonces no dejo de cuestionar algunas frases que habla de una utopía, qué según mi opinión, no se ajusta a la realidad.
“El amor no tiene en cuenta el mal recibido”, tendríamos que sufrir de amnesia o querernos tan poco para dejar pasar ofensas o maltratos emocionales, que a la larga afecta nuestra autoestima y nos convierte en personas inseguras e incapaces. Lamentablemente hay muchas mujeres que por no tomar en cuenta el mal recibido, se convierten en víctimas y tienen que vivir con la consecuencia de alguna agresión, o terminaron muertas porque no tuvieron fuerzas para escapar.
“El amor todo lo disculpa” ¿Alguna vez perdonaron una infidelidad?, los que lograron despojarse del ego y en aras del amor dieron otra oportunidad, y descubrieron que es verdad lo que dice ese refrán: “Gallina que come huevos, aunque le quemen el pico”, creo que no estarían de acuerdo con esto.
El amor se basa en el respeto y puede disculpar muchas cosas, pero “todo” es tan amplio que volveríamos a hacernos daño cerrando un ojo, para seguir remando dentro de un matrimonio que debería fluir fuera del rencor, que es donde se termina por andar disculpando situaciones y palabras que pueden ofender.
“El amor todo lo soporta”, uno no puede soportar porque sin darte cuenta te llenas de rabia, te frustras y terminas siendo una más dentro de la cola de las infelices, que tarde o temprano terminan creyendo que la vida es una carga muy dura que tienen que vivir todos los días.
El amor puede entender y ser paciente y regocijarse con la verdad, pero ya no creo que parte de amar signifique callar o cruzarse brazos, creyendo que sufrir es su destino y que tiene que pasar por ese trance para aprender y fortalecer su alma.
Yo creo en un Dios que es mi Padre, el que me dio dos hermosos regalos: la vida y la libertad de decisión. Y en esta etapa de mi vida he aprendido que todo lo que nos pasa no es porque Dios lo quiere, sino porque nosotros lo buscamos, ya sea soportando, disculpando miles de veces o no dando importancia pequeñas muestras de agresiones que desencadenan mucho dolor.
El amor verdadero se alimenta de la admiración, la verdad, los detalles y de la decisión de seguir amando, pero no sobre bases que nos autodestruyen, sino teniendo en cuenta la generosidad al perdonar pequeñas faltas que forman parte del día a día, donde no melle nuestra dignidad y amor propio.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
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