Mas pegajosa que un chicle en el zapato en pleno calor ha resultado la canción “Despacito” de Luis Fonsi. Desde que la escuché no dejo de tararearla, silbarla y hasta medio bailarla o moverme a merced de su ritmo. La canción se ha convertido en el suceso musical del año siendo la primera canción latina y en español en alcanzar el primer puesto de la lista mundial de temas más escuchados en Spotify. Su videoclip tiene a la fecha 1,788,389,585 vistas en You Tube.
Producto de su éxito, ha sido objeto de excelentes versiones como una que circula con la Zampoña (flauta andina de varios tubos) https://www.youtube.com/watch?v=or6H3OwFvn0, otra con violín https://www.youtube.com/watch?v=uQtgP7ve3p4, otra más con arpa, con saxofón y hasta orquesta sinfónica https://www.youtube.com/watch?v=0v7uiQWsXJ8.
También ha sido objeto de una genial parodia de tres youtubers italianos conocidos como “The Jackal” https://www.youtube.com/watch?v=2apUkh64GAg, quienes gracias a este video se volvieron mundialmente famosos.
Para explicar el fenómeno de “Despacito”, un estudio científico del Departamento de Psicología de la Universidad del Este (Washington) de Estados Unidos, revela que existen tres elementos clave que hacen de una canción la más pegadiza: El primero es que el cantante sostenga la palabra sílaba por sílaba (“Des-pa-cito”), que haya muchos sonidos (agudos y graves, rápidos y lentos) y que el cantante tenga una voz aguda, lo que indica más dosis de energía. Todos esos elementos están contenidos en la canción de Luis Fonsi. La pieza cuenta también con un ingrediente fundamental para crear un hit: “El estribillo” o momento en el que la canción ‘explota’. Es casi como una canción aparte. Se pueden tener estrofas buenas, pero si el estribillo es malo no funcionará, distinto es al revés. Un hit tiene que ser efectivo, no puede ser rebuscado ni con acordes raros. Deben tener estribillos cortos y repetitivos”
La canción tiene una gran capacidad para generar endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, además hay neuronas que inconscientemente hacen efecto espejo en el comportamiento de otros: Alguien riendo, bailando o cantando, es muy probable que genere lo mismo en quien lo mira. El sistema motor humano es muy sensible al estímulo auditivo, su mueve a veces sin que nos demos cuenta y tiene la capacidad de ajustarse a ritmos externos, de sincronizar con los ritmos que escuchamos, generando ciertos patrones de movimiento. Esto lo confirmamos cuando escuchamos música de fondo y de repente nos encontramos moviendo el pie al ritmo de la misma sin proponérnoslo.
Así que, si le pasa lo de los italianos de la parodia, que a pesar de sentir odio hacia la canción no se la quita de encina, mejor disfrútela en su versión original o las alternativas, pues una vez que la escuche será i-ne- lu-di-ble.
