PILAR PORTOCARRERO
La vida ahora es mi patio de recreo, en donde aprendí a divertirme sin horarios y como yo quiero. En donde gozo de la libertad de sentir, pensar, escribir y disfrutar a mi manera. Y a pesar de que fui cuatro veces a una discoteca, una vez a una peña, tres veces a un bar, y algunas cuantas a escuchar rancheras cada vez que voy a Guadalajara, no me considero aburrida.
Solo descubrí que no sirvo para salir de noche, y que prefiero mil veces una cafetería donde pueda perder mis pensamientos en medio del murmullo de la gente, que abrumarme dentro de un local atiborrado de gente bailando.
He pasado por un proceso largo en donde trataba de adaptarme a la soledad, hasta que descubrí que solo se trata de disfrutarla, y hoy aprovecho esos momentos para engreírme escuchando la música que me gusta, y soñando mucho.
Esta etapa es de mucha actividad para mí, de sueños que empiezan a surgir y metas que quiero lograr, pero independientemente de todas mis actividades, lo único que busco es pasarla bien.
He aprendido a no preocuparme, y todo lo soluciono “declarando al universo”, algo que siempre me resulta y que causa gracia a los que me rodean. Ya no pienso en caerle bien a los demás, solo me preocupo por ser honesta conmigo mismo y decirle “te quiero”, a la gente que me importa.
Creí que nunca lograría quitarme el rencor del alma, hasta que un día me sentí ligera y me di cuenta que por fin era libre para volver a empezar sin cadenas ni sombras negras dentro de mi alma.
Puedo afirmar que la vida siempre nos da una segunda oportunidad, y que cada día no solo es una bendición, sino una forma de reconciliarnos con nosotros mismos a través de acciones que pueden borrar nuestras malas decisiones.
Importa que nos amemos y que echemos de nuestras vidas a todos los que con sus pensamientos y mala vibra, tratan de arruinar nuestra alegría.
La vida es corta y nos merecemos hacer de este viaje el más hermoso. De nosotros depende disfrutarlo en primera clase o estar en un rincón rumiando nuestras penas, encasillados en un pasado que ya no tiene remedio, y en un futuro que casi siempre trae ansiedad.
Pilar
“Soñar es solo el principio”