Aunque las manifestaciones públicas en rechazo contra las políticas y comentarios de Donald Trump hacia los mexicanos, celebradas el 12 de febrero de 2017 en varias partes del país bajo el lema Marcha Ciudadana por el Respeto para México – VibraMéxico, fueron menos numerosas que las que le precedieron con motivo del gasolinazo, se da por hecho que el movimiento “#Vibra México” fue un fracaso porque simplemente nació muerto. Nació muerto por que a la sociedad civil ya no se le engaña tan fácil y porque fue burdamente orquestado a través de la otrora poderosa maquinaria del duopolio televisivo Televisa- TV Azteca, que ha perdido la mayoría de su capacidad de manipulación; pues actualmente está ampliamente superado por las modernas, dinámicas y más democráticas redes sociales derivadas de la Internet.
La marcha VibraMéxico, según los convocantes fue para “unir” a los mexicanos a favor de:
- defender a México y a los mexicanos ante las amenazas del gobierno de Trump 2. Anteponer los intereses de los mexicanos en toda negociación con el gobierno norteamericano 3. Requerir que el gobierno informe de manera permanente sobre las negociaciones con Estados Unidos 4. Exigir al gobierno de México evitar la simulación y asumir acciones concretas e inmediatas para combatir la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la impunidad 5. Demandar el respeto y la protección de los derechos de toda persona, independientemente de su nacionalidad, condición migratoria, raza o religión; y 6. Establecer el respeto, cooperación y solidaridad como bases del entendimiento y amistad entre las naciones.
Como podrá observarse, las 6 demandas de los convocantes a la marcha se parecen más a las demandas de algún partido político en campaña que a las demandas concretas que tenemos la mayoría pueblo mexicano: Seguridad, trabajo, distribución justa de la riqueza, alto a la corrupción y a la impunidad.
Aunque fueron 6 las demandas de la marcha VibraMéxico, la mayoría de los participantes realmente marchaba en contra de las declaraciones y acciones de Donald Trump contra nuestro país y nuestros compatriotas. Más concretamente, contra la construcción del muro fronterizo, la persecución de ilegales y las deportaciones masivas de mexicanos.
Respecto a los convocantes y participantes en esta protesta, no deja de llamar la atención el grado de cinismo y de hipocresía con que se conducen. Pues por un lado se dicen indignados para con el presidente del vecino país norteño y por el otro lado – sobre el mismo tema migratorio – jamás se pronunciaron sobre los abusos diarios que en nuestro país se cometen contra inmigrantes que ingresan por nuestra frontera sur, principalmente provenientes de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Belice. La mayoría de esos migrantes reciben de nuestras autoridades, del crimen organizado y otros sectores de la sociedad un trato infrahumano, infinitamente inferior al que los mexicanos reciben en los Estados Unidos de Norteamérica.
Sobre el mismo tema, en el caso de las deportaciones, México también supera a EEUU; pues deportó en 2016 a 147.370 migrantes, contra 96.016 deportados por EEUU el mismo año. Como dato adicional, el 60% de los deportados por EEUU estaban relacionados con algún delito, mientras la gran mayoría de los deportados por México, nada tenían que ver con delitos.
Que calidad moral tenemos pues, para exigir lo que no hemos sido capaces de dar y que manifiesta hipocresía denotamos, cuando al hablar de defender los derechos de los migrantes, vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio.
¿Será esa, una de las muchas razones por las que #VibraMéxico, ni a palpitación llegó?
Sobre el tema, resulta imperdible la novela “La fila india” del mexicano Antonio Ortuño, en la que aborda la problemática de las decenas de miles de ilegales que entran cada año a México por Guatemala y Belice, en pos del sueño americano.
