Colgamos muchos miedos alrededor del cuello, fantasmas que nos acompañan y nos impiden ser felices. Historias de princesas y príncipes encantados que han llenado nuestra mente, y que nos han hecho creer que si no tenemos una pareja a nuestro lado no podemos ser felices.
Claro que es lindo estar con alguien, verse en los ojos de alguien más. Tomar un café mientras conversas y tener con quien estar un fin de semana.
Pero si no tienes la suerte de estar con un lindo amor que sume cosas buenas a tu vida, tampoco debes dejarte morir.
La soledad tiene su gracia, y es una oportunidad para volver a descubrirte y a gozar en tu compañía. Hay detalles de uno mismo que se van perdiendo de tanto dar gusto a los demás, de tanto querer moldear tu carácter y tus sueños a los sueños y personalidad de otro.
Y esto es algo que solo lo entiendes cuando está sola y reflexionas en lo que hiciste y lo que dejaste de hacer; y entonces descubres por qué no fuiste feliz.
El asunto es que muchos huyen de este encuentro con la verdad que llega con la soledad, y es en el afán de huir, que nuevamente de enrollas en una relación cuando no has sido capaz de vivir tranquilamente tu periodo de luto. Ese momento que puede liberarte para siempre del dolor, y la posibilidad de volver a cometer los mismos errores.
Debemos entender que el problema no está en la soledad, sino en cómo lo interpretamos, y en el sentido que le damos en nuestra vida, la misma que podemos cambiar en el momento que decidamos hacerlo; haciendo lo que nos apasiona y rodeándonos de gente positiva que nos ayude a crecer. Recuerda que el amor siempre empieza por casa y siempre lo encuentras dentro de la soledad.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
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