PILAR PORTOCARRERO
El tener una relación y cuidarla como es debido, implican las ganas que uno tenga de fortalecerla y hacer de ella un motivo más de felicidad, que sume emociones positivas en nuestras vidas, y no al contrario.
Las discusiones que se presentan debemos tomarlas como un aprendizaje que nos ayude a conocer a nuestra pareja, y también a conocernos dentro de este ámbito íntimo y muy personal.
Es usual establecer normas de lo que está o no permitido, pautas que ayudan a una mejor convivencia, donde debería existir la igualdad y el respeto mutuo. Pero el problema se presenta cuando una de las partes toma el control con actitudes que esconden una manipulación emocional, para que prime su voluntad a costa de lo que sea, y poco a poco se hace una costumbre que va minando la relación de pareja, porque la otra parte cede para tener la fiesta en paz.
Es aquí que empieza correr la bola de nieve que va arrastrando con tu felicidad, la ilusión que tenías en la relación, y muchas veces con tu autoestima, porque como venimos de una cultura donde a muchos nos enseñaron a tener complejos de mártires, creemos que el llorar y vivir en una constante ansiedad es parte de la vida y del amor.
Lo ideal sería no dejar cabos sueltos y hacer a un lado la actitud conformista de dejar pasar las cosas que no nos gustan para evitar una discusión. Los problemas se deben resolver dentro de una misma línea donde ambos se sientan bien, luchar por salvar la relación, pero sin olvidarnos que nosotros somos importantes, que se puede negociar lo que sea, menos nuestra esencia que es lo que nos define.
No vale decir “lo amo”, como justificando el hecho de que a veces se siga con una pareja tóxica, vale decir, “me amo”; y por eso decido cuidarme y no darle el poder a nadie de hacerme infeliz.
Pilar
Soñar es solo el principio”
