A unos días de que se celebre las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica (EUN), Hillary Clinton y Donald Trump se encuentran en un empate técnico lo que augura una elección de pronóstico reservado donde cualquiera puede ganar.
En nuestra colaboración de hace una semana para MINERVAMULTIMEDIOS anticipábamos que a pesar de que la candidata demócrata Hillary Clinton haya ganado los tres debates y durante la campaña le sacara una constante ventaja a su rival republicano Donald Trump; este último no había perdido las posibilidades de ganar y de lograrlo, daría una de las grandes sorpresas políticas del año.
El augurio cada vez cobra más fuerza, pues varios sondeos electorales en los EUN ponen a ambos candidatos en un virtual empate técnico, que llena de incertidumbre y tiene expectante al mundo entero.
Las polémicas y radicales declaraciones de Trump, su discurso xenófobo y discriminador, sus carencias en el entendimiento de la política mundial, su misoginia, los escándalos sexuales en los que se ha involucrado, además de su pasado empresarial lleno de discutibles maniobras legaloides; serían suficientes para pensar que no una persona de ese talante no debería tener posibilidades de ser el presidente del país más poderoso del mundo.
Sin embargo, todo eso no parece ser suficiente para ahuyentar el voto mayoritario en las próximas elecciones estadounidenses ya que los recientes estudios de opinión demuestran que amplios sectores de la sociedad estadounidense ven en el perfil ‘antipolítico’ de Donald Trump la fórmula reivindicativa de sus propias frustraciones.
En realidad Trump, nunca estuvo tan abajo en los sondeos como para descartarlo. Siempre se mantuvo a un digito de distancia en la carrera presidencial y en algunos momentos logró arañar en los sondeos valiosos puntos a su oponente.
Lo acontecido el viernes pasado fue una especie de bomba perfecta y cronológicamente programada con la precisión de un reloj suizo para lanzarla contra la campaña de Hillary Clinton; pues el director del FBI, James Comey, dio a conocer la existencia de nuevos correos electrónicos que reabren la investigación sobre el uso irregular de un servidor privado por parte de Hillary Clinton cuando era la Secretaria De Estado Estadounidense con Barack Obama.
Aunque Hillary se libró de la primera acusación, porque no hubo cargos en su contra, la investigación fue archivada en julio y ella aceptó públicamente haberse equivocado al no usar el servidor oficial. Ese escándalo significó un duro golpeó a su campaña en ese entonces, pero finalmente lo sorteó, y bien. Ahora que el tema vuelva a aparecer en escena a tan pocos días de la elección, significa un tanque de oxígeno para Trump y un tropiezo inesperado para la mujer que aspira a hacer historia, si la próxima semana se convierte en la primera presidenta de los EUN.
Hay muchas cosas extrañas que llaman la atención del reciente anuncio de jefe del FBI (Comey) y que han sido criticadas por el equipo de campaña de Hilary Clinton. Primeramente, lo acusan de intervenir indebidamente en la campaña, toda vez que es republicano y eso pone en entredicho su objetividad e imparcialidad. En segundo término se le cuestiona el haber dado a conocer esos nuevos correos justo una semana antes de las elecciones, cuando bien los pudo haber hecho públicos o mucho antes o después de las elecciones: ¿Casualidad o golpe calculado? También se le señala de posibles violaciones a la Ley Hatch, que prohíbe al FBI utilizar su autoridad para influir en unas elecciones.
De cualquier manera y sea cual sea el resultado, el daño está hecho para ambos contendientes ya que de ganar Hillary y aunque sea exonerada en esta nueva investigación del FBI, su imagen de política no confiable y corrupta será difícil de borrar. Ni que decir de Donald Trump, quien también en caso de ganar llegaría con una imagen dañada y manchada por tantos escándalos en los que se le ha involucrado.
Tendremos pues el 8 de octubre de este año, una de las elecciones presidenciales más apretadas de los últimos tiempos, de la que emergerá probablemente el presidente con más mala imagen en la historia de los EUN. Todo ello, gracias a una de las campañas más sucias en la historia de nuestro vecino país.
Luego, y no menos interesante, será ver que tanto afecta al ganador esa mala imagen con que llegue al poder, a la hora de ejercer ese papel de líder mundial (y/o policía mundial) de facto, que se han auto concedido los últimos presidentes de los EUN desde la segunda guerra mundial hasta nuestros días.
