ARTURO RUFINO BRISEÑO LOZA
Con el último descalabro en la liga MX, el equipo de fútbol Atlas acumula otra decepción para su afición, pero no es algo nuevo y por más doloroso que parezca la verdad es que ya están acostumbrados.
A lo largo de más de 50 años, el equipo se ha hecho de los motes de zorros, la academia, las margaritas o la furia, pero ni la astucia del zorro, ni las lecciones futbolísticas de una academia, ni el resplandecer de las margaritas en el campo de juego y mucho menos la furia, se ha hecho presente en el desempeño del equipo.
Muchos pensaban que con el cambio de dueños y directiva llegaría la cosecha de triunfos y títulos, pero no es así, se siguen los mismos patrones de búsqueda de beneficios económicos en los traspasos de jugadores sin importar la afectación al esquema táctico de la escuadra rojinegra, como mejor y último claro ejemplo, el caso de la venta de “Ponchito González”, sin adquirir un elemento de por lo menos similar capacidad deportiva.
Pero eso no es lo peor, a lo anterior hay que agregarle que parte de su afición, simple y llanamente acuden a los partidos con el ánimo de desembocar su frustración e impotencia de no poder ver a su equipo triunfador, a través de actos vandálicos, violentos, eufóricos e irracionales pretenden obtener la atención de no sólo esta directiva sino de todas las anteriores, sin lograr el objetivo propuesto.
La realidad es que no se ha ganado nada, y sí se ha perdido todo, no quedan ni siquiera los más mínimos rastros de la súper cantera con la que contaban. Es una pena que un equipo de tanta tradición no le brinde ese gusto a su afición, ¿qué hace falta? no lo sé ni quiero saberlo, pero quienes sí lo desean saber están ansiosos de encontrar esa respuesta que en muchas ocasiones se les ha negado. Esperemos que el grupo Azteca pronto se dé cuenta y tome cartas en el asunto, por bien del equipo, afición y sobre todo del fútbol jalisciense.
Suerte Atlas