PILAR PORTOCARRERO
La vida a veces golpea fuerte donde más nos duele, y va dejando heridas que muchas veces no queremos sanar. Para qué tropezar con la misma piedra, decimos, hay que aprender de nuestros errores. Y es así que construimos una coraza para protegernos de las decepciones y de todo aquello que nos cause dolor.
Es por eso que hay cientos de frases que circulan por el Facebook y que las mujeres suelen colgar para decirle al hombre “No te necesitamos” “No queremos que nos bajes las estrellas porque nosotras la podemos coger”
Es cierto, las mujeres lo podemos todo. Somos fuertes, aguerridas, no andamos de bar en bar embriagándonos, llorando nuestras penas. Cuando borramos un nombre no lo volvemos a escribir. Cuando arrancamos una página la echamos a la basura, y así nos supliquen y lloren cuando decimos ¡No!, es no.
Pero es aquí cuando empieza otra historia que no deberíamos escribir, porque en nuestro afán de hacernos las fuertes escondemos la tristeza, la soledad y todas las lágrimas que no queremos llorar. ¡Sí!, aunque es cierto que tenemos fama de lloronas, pero cuando algo nos toca muy hondo, ninguna se da el lujo de sentir. No podemos ser vulnerables y que nos vean vencidas. ¡Eso nunca!
Nos maquillamos para los demás, sonreímos para la platea, alardeamos de frases que hacemos nuestras para que nadie sepa lo devastadas que estamos por dentro. Y sin darnos cuenta nos olvidamos de amar y nos enredamos en un cuento que vamos creyendo: “Mejor sola que mal acompañada” “No necesito de nadie para ser feliz”
Es verdad que la felicidad depende de uno y de cómo afrontemos la vida, pero también es cierto que la soledad es como el moho que sin darte cuenta empezará a cubrir los poros de tu piel.
Siempre podemos encontrar a alguien que coincida con nuestras expectativas, tener el corazón abierto al amor y a las ilusiones. La vida es un poco de todo, y en ese matiz está su esencia.
Sé que si me empino puedo alcanzar una estrella, y que puedo seguir disfrutando de todo lo que me rodea. Pero si estoy acompañada sería mejor, y si me entregaran una estrella sería feliz de aceptarla.
Un abrazo siempre enternece el alma.
Un beso siempre hace cosquillas el corazón.
Y un “te amo”, son las palabras que siempre queremos escuchar.
Para qué seguir diciendo mentiras…
“Siempre se puede soñar”.