Muy satisfecho con el medallero olímpico en Rio de Janeiro 2016 estaría el expresidente de Estados Unidos de Norteamérica James Monroe, que al amparo del lema “América para los americanos” inició con la Doctrina Monroe la fase imperialista de EUN adjudicándose la paternidad y la explotación encubierta del continente americano como plataforma para el imperio Yanqui.
No menos contento – por la misma razón – estaría el ex político estadounidense Henry Kissinger al ver consumado a través del medallero olímpico su anhelo de universalismo judío con el dominio del idioma inglés en mar y aire, es decir, en el transporte (deporte) y en las telecomunicaciones.
Desde hace más de un siglo, los estadounidenses conservan el sentido manifiesto de expandir su visión de la democracia por el mundo y a través del olimpismo fundan su falsa superioridad moral en la superioridad física; por esa razón les importa tanto ser los ganadores absolutos de los juegos olímpicos e invierten todos los recursos posibles para lograr el liderazgo Olímpico.
Los últimos Juegos Olímpicos Río 2016, confirman una vez la más estrategia del imperio Yanqui de imponer hasta en el deporte el “nuevo orden mundial” con predominio anglosajón: Estados Unidos obtuvo el primer lugar con 46 medallas de oro y, por primera vez en la historia, Reino Unido –su gran aliado– ha superado a China y a Rusia y se ha quedado con el segundo lugar con 27 preseas doradas.
El medallero olímpico desde París 1900 hasta el de Río 2016, no se ha modificado mucho. Hace 116 años Estados Unidos e Inglaterra lideraban también los primeros lugares de cosecha de medallas. El imperio norteamericano ha ganado casi todas las ediciones de los juegos olímpicos de verano celebrados hasta hoy. Solo fue desbancado por la ex Unión Soviética en Melbourne 1956, en Roma 1960, en Múnich 1972, en Montreal 1976, en Moscú 1980, en Seúl 1988, en Barcelona 1992 y en Pekín 2008. Los EUN llevan hasta la fecha un total de 2520 medallas de las cuales 1022 son de oro, más del doble que el segundo lugar, la extinta Unión Soviética que cuenta con un total de 1010 medallas (395 de oro). Les siguen Alemania, Reino Unido y China.
¿Por qué Reino Unido, con menos de 80 millones de habitantes, supera deportiva, política y militarmente no sólo a Alemania sino a súper potencias que multiplican su tamaño y población como Rusia y China? La respuesta apunta a que Inglaterra es un imperio marítimo indisolublemente ligado al de los EUN, juntos, de la mano van a las guerras y se reparten los botines, como ahora se reparten el oro olímpico.
¿Por qué le prestamos tanta atención al deporte?
El ex deportista ruso Ljubodrag Simonovic, en su libro “El movimiento olímpico y el nuevo orden mundial”, denuncia en el excesivo culto al deporte la personificación del espíritu del capitalismo y el símbolo de la destrucción de las personas. La “masa” se emociona ante el salto de un deportista que se convertirá tarde o temprano, según Simonovic, en fuerza de trabajo sucio.
México, uno de los países más espirituales del planeta no logró ninguna medalla dorada. Algo que parece tragedia nacional y nos tiene entristecidos porque pensamos que el “el deporte es el mejor embajador.” Pero la actividad deportiva o física, tal como se entiende en los Olímpicos, no hace sino destruir la espiritualidad auténtica. Por eso el olimpismo es uno de los pilares del nuevo orden mundial y, como tal, es un medio de esclavización global.
Cada 4 años, el impero de Norteamérica refuerza a través del olimpismo su liderazgo económico, político y militar dentro del “nuevo orden mundial” gestado hace más de medio siglo.