HÉCTOR M. RAMOS PRECIADO
Le urge una sacudida al programa operativo “Salvando Vidas” de la Secretaría de Movilidad (SEMOV). Este operativo conocido popularmente cono el alcoholímetro ha sido uno de los más presumidos por la actual administración del Gobernador Aristóteles Sandoval, sin embargo a más de dos años y medio de haber entrado en operación, el programa se encuentra estancado, desgastado e insuficiente.
A pesar de que indudablemente sigue salvando vidas, también sigue siendo insuficiente para salvar muchas otras. Cada semana vemos en las notas policíacas de los principales medios de comunicación de la metrópoli infinidad de accidentes viales asociados al binomio alcohol-volante, algunos fatales, que supondríamos pudieron ser evitados.
Cabe destacar que según datos recientes de la SEMOV el porcentaje de mujeres detenidas por conducir ebrias ha subido en un 10% y entre los reincidentes figuran personas de entre 20 a 42 años.
La baja de elementos de la policía vial por haber reprobado los exámenes de control y confianza, la ampliación del horario de aplicación del operativo desde las 14 horas hasta altas horas de la madrugada todos los días de la semana y la ampliación del operativo además de Guadalajara y Zapopan a Tlaquepaque, Tonalá y Tlajomulco, han traído como consecuencia que el operativo haya disminuido solo un 22 % de accidentes viales relacionados con alcohol, cuando el año pasado el porcentaje fue del 30% y la meta del programa es reducir por lo menos el 50%.
Ante tal escenario, es oportuno el anuncio del titular de la SEMOV Servando Sepúlveda, de que se reforzará programa salvando vidas con 150 elementos más y con nuevo parque vehicular y equipo. Se espera que a partir de la primera quincena de agosto entren en funciones los refuerzos.
Pero en los ajustes al programa, la SEMOV no solo tiene que contemplar el aumento del personal y equipo, también tiene que revisar algunas otras fallas en el programa que inciden fuertemente en la eficacia del mismo, por ejemplo:
– Aplicar también prueba antidoping (drogas) a conductores, pues la mayoría producen los mismos efectos (o peores) que el alcohol.
– Reubicación y movimiento constante de los radares de foto infracción en el periférico, pues casi todo mundo sabe su ubicación y donde no hay radares frecuentemente (por la noche) pasan vehículos a más de 150 kms por hora.
– Cero tolerancia a quienes hablan o mensajean con sus teléfonos celulares inteligentes mientras manejan. El celo mostrado por la SEMOV en operativos contra cristales polarizados y chalecos de motociclistas, no se ha visto en los que imprudentemente usan sus celulares mientras conducen.
– Aplicación de sanciones severas y ejemplares (como retiro de la licencia) a los que conducen a velocidades criminales de más del doble de lo permitido. Frecuentemente el periférico y Lázaro Cárdenas son utilizados como pista de carreas, sin que ningún agente vial persiga y sancione a esos conductores.
– Medidas para contrarrestar la actividad ciudadana que a través de redes sociales y aplicaciones electrónicas que buscan evadir los puntos de aplicación del programa (al torito).
– Ampliar la variedad de sanciones a los infractores contemplando trabajos en favor de la comunidad y acudir a cursos de prevención y tratamiento a las adicciones, como condición para conservar su licencia de conducir.
– Llevar un control estadístico de los reincidentes para suspender o retirar la licencia de conducir.
Y así le podríamos seguir con la lista de asignaturas pendientes para el programa salvando vidas, que por donde se le vea es bueno, pero que siempre será susceptible de mejoras.