PILAR PORTOCARRERO
Ahora creo que es mentira lo que decía mi abuela cuando me hablaba sobre los noviazgos y su duración. Decía que cuantos más años duraran conocías mejor a la persona. Bueno… fue novia de mi abuelo por más de tres años, y creo que hablaba por su experiencia. Aunque ahora me habría gustado preguntarle si realmente llegó a conocer al hombre que dormía junto a ella.
A veces el enemigo está en nuestra casa y nos muestra una careta que nos endulza, o cuando por ahí descubrimos detalles que nos llama la atención, pequeñas señales de alarma, solemos cerrar los ojos como un mecanismo de defensa. Siempre es mejor vivir en la mentira por miedo a enfrentar algo que tal vez no lo podremos asumir.
Y este es un tema que no es ajeno a muchas mujeres y hombres, quienes han terminado relaciones de años cuando se han dado cuenta la mentira que vivían junto a la persona que amaban. Y es que últimamente muchas de las discusiones se originan por el celular y todo el mundo que algunos esconden detrás de esa pantalla. Que se pierdan nuestras tarjetas de crédito, nuestra cédula de identidad y todos nuestros documentos personales, pero el celular… ¡No!
Es una prueba, un arma que se puede volver contra nosotros sino andamos en el camino correcto. Un Harakiri directamente a nuestra yugular.
Hay un dicho que dice “La curiosidad mató al gato”, y cuando empiezas a sospechar y a desenhebrar el hilo de la madeja tratando de descubrir determinadas conductas de la persona que duerme junto a ti, es cuando todo empieza a flotar, pues las mentiras tienen patas cortas y nunca se acomodan a la realidad.
Yo no creo en los noviazgos largos, y pienso que siempre somos una caja de Pandora, cambiamos y actuamos de acuerdo al tiempo y las circunstancias. Pero también creo que hay determinados valores que siempre estarán dentro de uno. Son como nuestro ADN, la esencia que nos distingue de los demás. Un mentiroso nunca va a cambiar, se moderará por un tiempo, y luego será el de siempre. Puedes dar otra oportunidad y siempre encontrará una excusa para tapar su falta.
Basta una mirada para saber de qué pie cojea la persona que tienes enfrente; pero también basta un segundo para ponerte una venda y jugar a la gallinita ciega dentro de una relación donde siempre estarás en desventaja.
Pilar
“Soñar es solo el principio”