PILAR PORTOCARRERO
Desde que era niña me inventaba una vida paralela a la realidad. Tenía amigos imaginarios, mi habitación se convertía en un castillo, un teatro; o el escenario adecuado para la historia que en ese instante llenaba mi mente.
Disfrutaba mucho caminar hasta mi escuela, y evitaba la compañía de algunas amigas que iban en la misma dirección, porque esos instantes eran únicos y los quería compartir solo con los personajes que inventaba. Aprovechaba mi caminata para alargar una historia que luego guardaba en mi mente, y que crecía día con día sacando muchas emociones en mí.
Era muy extrovertida y hacía amigas con facilidad, pero siempre sentí que era muy importante pasar momentos a solas, en donde escribía en un diario las tristezas y pequeños instantes de felicidad que rodearon mi adolescencia; y en donde empecé a descubrir el don que Dios me dio de ser una contadora de historias.
Ahora que ha pasado el tiempo y veo el camino andado, me doy cuenta que siempre fui una mujer solitaria, podía compartir con todos, pasarla genial, estar rodeada de gente; pero siempre sentí que mi alma se encontraba en paz cuando me reencontraba con estos seres imaginarios, que a través del tiempo han sacado lo mejor y peor de mí.
Me preguntaban en una entrevista cómo nacen mis historias, y solo puedo decir que si no tuviera estos instantes de silencio no podría vivir experiencias alucinantes, donde soy una intermediaria entre la realidad y estas historias de amor que se hacen verdad a través de las palabras. Mi soledad les da cabida para surgir y convertirse en parte de mi vida, y en parte de la vida de quienes las leen, las sienten y las sueñan.
Decir que estoy sola es una gran mentira. Siempre estoy con alguien, sufriendo o gozando, pero siempre metida en un sueño que aflora y vuela. Que me nutre de energía y me da felicidad. Que a veces me enloquece y me provoca risas.
Dicen que estoy loca, pero solo así concibo mi mundo en medio de una locura que ha marcado mis pasos y llena mi corazón; y que me tiene al borde de un precipicio esperando saltar para vivir nuevas experiencias e ir tras ese sueño que nace de la nada, y se convierte en el tesoro que quiero encontrar.
Pilar
“Soñar es solo el principio”