PILAR PORTOCARRERO
Está claro que lo más importante en nuestras vidas es el amor, que no hay manera de sentirse completo sino sientes que has anclado en un lugar donde no solo te aman, también te valoran, respetan tu individualidad y tus pensamientos.
Pero no basta sentir amor por la persona que complementa tu vida, porque entonces te acomodas a una melodía que escuchas susurrar todos los días, en el mismo tono y la misma frecuencia. Te aburres, te duermes, lo olvidas y te olvidas.
El amor debe ir acompañado por la pasión; ese fuego que calienta tu sangre transformándote, dándote bríos y motivándote para conseguir lo que deseas.
Dentro de una relación la pasión debe ser la caldera donde reposan nuestros sentimientos, la que da vida al deseo que te carcome el cuerpo, sensibiliza tu piel y te vuelve vulnerable a tus ganas.
La historia está plagada de amores pasionales que destruyeron reinos y ganaron grandes batallas por ser el motor, la fuerza y el desfogue. Parece que tuviera fin, pero la pasión dormita bajo tu piel esperando que lo vuelvas a reanimar de la forma como solo tú lo sabes hacer.
Somos energía y la pasión es inherente a nosotros, ¿por qué entonces unos lo demuestran más y otros lo demuestran menos? ¿Depende de la personalidad? ¿Del signo? ¿De cómo te educaron?
Creo que depende mucho si te encuentras con la horma de tu zapato, con el cerillo que necesitas para encender la pólvora; con que el viento sople a tu favor para atizar la llama que todos llevamos dentro.
La pasión no se aprende, se vive, se siente y se goza. Puedes disfrutarla, ahogarte en ella o sacarla de tu vida y resignarte a vivir a medias.
Dicen que el amor siempre será amor, pero se siente diferente a medida que pasan los años, al igual que la pasión. No se acaba, yo pienso que se transforma. No es la pasión de los primeros años que despierta de pronto, pero que también dura menos que un respiro. Es la pasión que juega bajo el conocimiento total de nuestros cuerpos, a la que le deberíamos sacar provecho sabiendo dónde acariciar, dónde besar, qué decir y qué callar.
Es la pasión madura que puede provocar un incendio si la sabes guiar, si la sabes mantener con tus ganas y las ganas de satisfacer a la persona que amas.
Cuando habla la pasión no importa la edad, porque ella te consume y te vuelve ceniza si dejas que actúe dentro de ti, si quitas tus temores, la vergüenza y solo te entregas al placer de sentir.
“Soñar es solo el principio”
Pilar Portocarrero es escritora, autora de varias telenovelas, participante de varias Ferias Internacionales del Libro, incluyendo la de Guadalajara. Si quieres leer más sobre sus obras
http://cuentosdeamordepilar.blogspot.com/