PILAR PORTOCARRERO
Hay algo que aprendí de mi padre de tanto verlo disfrutar en el río, y es que los grandes placeres de la vida están al alcance de todos, solo hay que darnos el momento para gozar de aquello que nos gusta y que lamentablemente siempre dejamos para después.
Las horas ponen pauta a nuestras vidas, tenemos una agenda donde anotamos con precisión las citas, las cuentas por pagar, los asuntos pendientes; y hasta el cumpleaños del jefe para no quedar mal. Pero nunca ponemos como prioridad lo que nosotros deseamos hacer fuera de los compromisos y las obligaciones de todos los días.
¿Te gusta montar en bicicleta?, tal vez siempre has deseado matricularte en una academia para aprender a bailar y nunca te animas a dar el primer paso.
Vamos en busca de la felicidad pensando que el tener ese puesto que tanto anhelamos o la casa que siempre soñamos, es un medio para alcanzar lo que deseamos. Pero cuando los tienes vienen los vacíos y miras siempre alrededor buscando qué más te hace falta. ¿Muebles nuevos? ¿Un auto del año?, pero nunca miras a tu interior y le preguntas a tu corazón que es lo que necesita para ser feliz.
Su respuesta nunca te llevará hacia las cosas materiales, y tal vez por eso huyes; porque a veces la simplicidad es más difícil de complacer. Nos preparamos desde niños para pelear grandes batallas, superar miedos, enfrentar decepciones, pero no sabemos cómo tratar al niño que siempre vive en nosotros y que también reclama nuestro tiempo y su felicidad.
A veces es difícil buscar el equilibrio que necesitamos, pero deberíamos detenernos y preguntarnos cómo nos sentimos o qué nos hace falta para estar mejor. Tal vez te sorprendas de las respuestas y sea más sencillo de lo que imaginas, porque los placeres de la vida no solo se pueden apreciar o sentir, también se encuentran en las palabras, aquellas que no pronuncias y que al liberarlas rompen el escudo que te impedía ser completamente feliz.
Es bueno ponerse metas a nivel profesional, y en lo personal plantearse objetivos que tengan que ver con aquello que siempre has deseado hacer. Puedes tener una segunda oportunidad en tus relaciones laborales y con la gente que frecuentas, pero el tiempo es cruel con nosotros, y si no te engríes nunca disfrutarás realmente de la vida.
“Soñar es solo el principio”
Pilar Portocarrero es escritora, autora de varias telenovelas, participante de varias Ferias Internacionales del Libro, incluyendo la de Guadalajara. Si quieres leer más sobre sus obras
http://cuentosdeamordepilar.blogspot.com/
