AGENCIAS/LOS ANGELES, CALIFORNIA, EU
El caso de un joven estadounidense que atropelló y mató a cuatro personas, cuando conducía en estado de ebriedad, se convirtió ya en una verdadera novela. Lo detuvieron en Puerto Vallarta, pero sus abogados lo ampararon y no fue posible extraditarlo, lo que sí ocurrió con su madre, que llegó ya a Estados Unidos.
Y es que el joven se ausentó de la Corte, faltó a su cita, desde el mes de noviembre pasado, cuando se divulgó un video que pone en evidencia que antes del accidente acudió a una fiesta y bebió licor en forma desmedida.
Esta prueba podría dar un giro a su libertad condicional, resultado de un dictamen que lo clasificó como portador del “Síndrome de Niño Rico” o “Affluenza”, como se le conoce en Estados Unidos, y que fue valorado y dado por válido por un juez, que entonces lo liberó.
Un experto alegó que los adinerados padres de Couch le consintieron hasta transmitirle una sensación de irresponsabilidad, un efecto que describió como “affluenza”, un término que mezcla las palabras “affluent” (pudiente) e “influenza”.
El juez aceptó ese argumento y sólo lo sentenció a 10 años de libertad condicional y rehabilitación, hecho que generó indignación, especialmente por el hecho de que la Asociación Estadounidense de Pediatría no reconoce esa condición médica.
Sin embargo, el video mencionado dio un giro a esta situación y Ethan Couch entonces huyó, se fue a vivir a Puerto Vallarta y con él, su madre, emprendieron una nueva vida.
Ellos vivían tranquilamente en Puerto Vallarta, hasta que fueron detectados y detenidos por personal de la Fiscalía General de Jalisco, que detuvo tanto a Ethan como a su madre Tonya Couch.
La intención era entregarlos al Instituto Nacional de Migración y que este a su vez los deportara, pero entonces llegó el juicio de garantías que los abogados solo plantearon para Ethan, no para Tonya y ella sí fue enviada de regreso a Estados Unidos.
Ella fue enviada de vuelta esta madrugada, en un vuelo comercial, esposada y custodiada por agentes federales estadounidenses a su llegada al aeropuerto internacional de Los Ángeles.
Nunca volteó hacia las cámaras, fue conducida a una patrulla y nunca se aclaró porque la enviaron a California y no a Texas, donde su hijo es reclamado por la Corte.