AUMENTA LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN JALISCO
En el transcurso de esta semana leí una nota de Enrique Osorio en el periódico Mural, en el que indicaba un alarmante incremento de denuncias de violencia intrafamiliar ante la Fiscalía General del Estado de Jalisco, por delitos cometidos por los miembros de las familias jaliscienses en sus propios hogares.
Según la nota del periodista Osorio, este ilícito se convirtió en el más denunciado, alcanzando la penosa cifra de más de mil casos por mes en Septiembre y Octubre, haciendo un total de seis mil ochenta y cinco casos de Enero a Octubre de este año.
Estos datos son más preocupantes si tomamos en cuenta que se tomaron únicamente de los cuatro municipios de la Zona Metropolitana en el que se incluye a Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá.
El terrible fenómeno demuestra la vertiginosa decadencia de los valores de los miembros de una sociedad que presume de ser moderna, pero que tiene muy pocos hábitos de amor, comprensión, lealtad, fidelidad, compasión y respeto.
Es impactante admitir que muchos jóvenes de la nueva generación de seres humanos, ya no consideran a sus familiares como lo mas importante en sus vidas, por el contrario parece que los sitúan en primer lugar para ofenderlos, insultarlos, humillarlos y hasta agredirlos físicamente.
El razonamiento que viene inmediatamente a nuestra mente, es que si estas personas no respetan y aman a sus familiares, menos lo harán con sus vecinos, compañeros de escuela o de trabajo, por sus clientes u por otros ciudadanos.
Si bien es cierto que nuestras autoridades gubernamentales y principalmente los profesores de todos los niveles educativos, desde preescolar, primaria, secundaria y las universidades, tienen la obligación de realizar acciones eficientes para educar de mejor forma a las nuevas generaciones de jaliscienses, también es verdad que los más interesados u obligados somos los padres de familia y todos los ciudadanos en general, estoy totalmente convencido de que la mayoría de individuos deseamos conseguir una armoniosa convivencia entre todos los individuos que integran nuestra comunidad.
Desafortunadamente esta labor no va ser una tarea fácil y tampoco sucederá sola, se requiere del compromiso real de toda la población, para generar hábitos o actividades de formación y con ello recuperar paulatinamente los principios y valores humanos más elementales, para ello debemos de esforzarnos en conseguir el propósito de heredarles una mejor sociedad a nuestros descendientes.
En estas fechas decembrinas sería conveniente concientizarnos de que este objetivo es inaplazable y que depende en buena parte de nosotros, desde ahora debemos de construir el tipo de futuro que vivirán los nuevos habitantes de nuestras ciudades, del estado, de nuestro país y del mundo, porque si no hacemos algo al respecto, no sucederá nada positivo, por el contrario este escenario de deshumanización será cada vez peor y terminara arrastrando de una forma o de otra a los seres amados de todas las personas.
Cordialmente
El Director General
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