PATRICIA, LA DE TODOS…
HÉCTOR MANUEL RAMOS PRECIADO
Pobre huracán Patricia, tan bien que se portó con nosotros los Jaliscienses y tan mal que le ha ido en la opinión pública y en las redes sociales. Si no pasó a la historia como el más poderoso de todos los tiempos, si pasará como el huracán más polémico de la historia (hasta hoy).
Mucho de la polémica se debe, a que de inicio los políticos de todos colores y sabores, aprovecharon la visita de Patricia “la tormentosa” a nuestro país para robar cámara. Desde el Presidente de la República, hasta el Gobernador y por supuesto el flamante Alcalde de Guadalajara Enrique Alfaro, no desaprovecharon la ocasión para sacar a relucir su proclividad al populismo agarrando como pretexto el huracán. Protagonismo que no fue bien visto por el grueso de la sociedad.
Ni que decir del desatinado juicio popular desatado en las redes sociales, principalmente Facebook; donde no faltaron los especuladores que – obvio sin tener mínimas nociones de meteorología – afirmaron y afirman que Patricia no era un huracán categoría 5, ni de los más poderosos del planeta y que fue un invento de nuestro gobierno para aprobar el gasolinazo del próximo año (que no es aún, un aumento aprobado) o planear algo peor sin que nos demos cuenta. Una vez más las redes sociales, fueron el ring para enfrentar la furia colectiva contra nuestros impopulares gobernantes, a los que en estos tiempos ya no se les cree ¡ni en los huracanes! Luego del huracán, de todo vimos en las redes sociales, desde políticos que con pésimo gusto se tomaron “fotos de pose” en las zonas afectadas, hasta publicaciones dramáticas de los verdaderamente damnificados por el meteoro.
Dentro de lo polémico de Patricia, estará también el de haber sido el huracán que más psicosis social previa ha causado en la historia de la zona metropolitana de Guadalajara. Nunca antes la población de nuestra metrópoli, nos habíamos resguardado en nuestros hogares a esperar que tocara tierra el huracán, como si fuéramos habitantes de las costas del Estado.
Las cifras finales de daños ocasionados por Patricia resultaron – por mera fortuna – más halagadores de lo esperado: Alrededor de 3,500 viviendas y 10,000 personas afectadas. Justo es reconocer que la reducción de daños se debió a la combinación de atinados operativos preventivos llevados a cabo por nuestros gobernantes y a la benevolencia final de la madre tierra encarnada en Patricia, que sin pecar de misógino y con el perdón de las mujeres, mostró el impredecible temperamento hormonal de algunas féminas: furiosas e impredecibles de arranque, pero apacibles al final.
Parece mentira que derivado de la incredulidad de nuestros gobernantes, hayamos dudado hasta de la NASA, de la CONAGUA, del Centro de Huracanes de Miami y de todos los medios de comunicación del mundo sobre la magnitud del huracán Patricia. Lo cierto es que mientras nosotros abusamos de las redes sociales en la comodidad de esta zona metropolitana con todos los servicios públicos funcionando, Patricia dejó miles de damnificados en la costa de Jalisco, los cuales perdieron viviendas, pertenencias, cultivos y ganado. De ellos no nos hemos ocupado ni preocupado. Mucho menos hemos usado las redes sociales para ofrecer o coordinar apoyos a esos hermanos que de verdad si necesitan nuestra ayuda. Ahí es donde nos gustaría ver enfocadas nuestras energías y nuestra solidaridad, por que a final de cuentas ¡ahí es donde mejor se podría invertir nuestro tiempo y esfuerzo!
